El 26 de junio de 2006 se celebró una reunión en el Consolat de Mar de Palma de Mallorca a la que asistieron los representantes de las entidades del puerto de Ciutadella, las Navieras, Joana Barceló, Marc Pons, Mónica Pozuelo y Jaume Matas.
En aquella reunión de más de ocho horas de duración se llegó a un acuerdo para sacar del puerto de Ciutadella el tráfico comercial, con el compromiso de que el Club Náutico sacrificaría temporalmente una serie de amarres de la pasarela de madera y los del Moll de la Trona a fin de que en el tiempo que durasen las obras la seguridad de las maniobras de los buques estuviera garantizada.
En esta reunión y en muchas otras que mantuvimos con los diferentes partidos políticos se abordó la creación de nuevos amarres en el puerto y la forma en que tendrían que ser gestionados aquellos.
Mi objetivo como presidente del club en aquellas reuniones fue que el club no perdiera peso en el global del puerto de Ciutadella y que creciera en la misma proporción en que lo hiciera el puerto.
Con ese objetivo pedimos y conseguimos gestionar Cala'n Busquets aunque fuera de forma temporal porque sabíamos que era el primer paso para gestionarla de forma definitiva.
También pedimos y conseguimos que se nos incluyeran en nuestra concesión los amarres de tránsito de delante de Casa Manolo.
Por último pedimos y conseguimos que se incluyera dentro de la concesión del club el espejo de agua del Moll de la Trona, que se venía gestionando en precario con un un simple acuerdo verbal.
Con estas gestiones el club ganaba más de un centenar de amarres que garantizaban su supervivencia a largo plazo y una holgura económica que permitiera realizar sus actividades futuras sin estrecheces.
Siempre dije que no me parecía lógico pedir la totalidad de los nuevos amarres que se crearían en el puerto porque no me gustan los monopolios de ningún tipo y así lo manifesté siempre en representación de los miembros de la junta directiva cada vez que se trató el tema.
Por eso me hace gracia que en algún caso se me critique cuando ahora me opongo a que el club gestione la totalidad de los amarres del puerto de Ciutadella y se dice de mí que soy el peor expresidente que ha tenido este club.
Quizas las personas que hacen ese comentario deberían preguntarse si hacen lo mejor para Ciutadella quienes pretenden que los amarres salgan a concurso público para tener opciones de quedárselos ellos.
Quizás piensen que es bueno para Ciutadella que los amarres de base y de tránsito se encarezcan para que una entidad a la que ya le sobra el dinero le sobre todavía más.
Quizás piensen que para ser un buen expresidente tendría que anteponer los intereses del club a los del total de Ciutadella.
Pues en ese caso prefiero pasar mil veces por un mal expresidente y luchar por lo que creo que es justo y beneficioso para todos los colectivos que trabajan en el Puerto.
Además soy del parecer de que si ciertas personas dentro del club me critican es que debo estar haciendo lo correcto.
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