jueves, 10 de noviembre de 2011

Exprimidos

En la reunión de ayer en Ciutadella entre el D.G.de Ports y las entidades que están contra la privatización del puerto (Lógicamente sin el Club Nàutic, que está a favor) quedó clara la intención de Ports con respecto a los trece puertos de gestión directa que le quedan: Venderlos al mejor postor para sacar con ellos más que con los 29 que ya tienen concesionados. O sea que en promedio se va a pagar el doble de lo que ya se paga en esas concesiones.
Como parece que aún hay quien no se da por aludido, volveré a repetir que todo ese incremento de ingresos por cánones más el beneficio que le quiera sacar a los amarres quien se haga con la concesión LOS VAN A PAGAR LOS USUARIOS.
Por eso me extraña que haya quien haga comentarios del tipo "No van a encontrar a nadie que pague ese canon" o "No se atreverán a tocar los precios de los amarres pequeños"
Son comentarios que permiten a quien los hace quedarse cómodamente sentado y no mover ni un dedo mientras unos tipos muy espabilados calculan cuánto de más le van a sacar al amarre donde nuestro "sabio comentarista" tiene amarrada su barca.
Cuando se dé cuenta de lo equivocado de su comentario tendrá 30 años para arrepentirse de haber comentado mucho y actuado poco.
Pero además se siembra la duda entre los afectados, que ya no saben si realmente la situación es seria y si realmente su amarre va a caer en las garras de alguien que lo va a exprimir todo lo que pueda.
Pues bien, esa es la situación y los amarres e instalaciones de gestión directa de Ports van a ir al que pague más canon. Y ese canon junto con un beneficio X lo va a tener que asumir el amarrista.
Ahora que ya tenemos claro que nos van a meter la mano en la cartera, quizás sería un buen momento para mostrar algo de desacuerdo en lugar de buscar refranes y frases contemporizadoras que den una falsa tranquilidad a los pantalanes.
Seguramente es un buen momento para escribir cartas a los periódicos, acudir a cofradías, asociaciones de navegantes, partidos políticos y concejales para impedir de una u otra forma que lo que llaman "entrada de capital privado" no sea más que una venta al mejor postor del dominio público pagada por los de siempre.
Es el momento de actuar porque alguien ya ha sacado la calculadora y está pensando en vender ese amarre donde usted tiene su barca. Y otro amigo de ese señor está con otra calculadora y frotándose las manos pensando en cuánto va a ganar con el alquiler que le va a pedir a usted por ese mismo amarre.

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