En apariencia este verano ha sido como tantos otros en Menorca pero ha habido algunos detalles que han marcado ciertas diferencias.
En Mahón, tras los últimos episodios judiciales que han afectado a la Autoridad Portuaria, se abre otro frente que, sin duda, dará mucho que hablar en el futuro y me atrevo a decir que también necesitará de un juez para que se llegue al fondo del asunto.
Se trata de lo ocurrido en “S’altra banda”, es decir, en la orilla norte.
Recordemos que hubo un concurso y que lo ganó la empresa que decía que pagaría más canon.
Recordemos también que al poco tiempo esa empresa dijo que no; que lo dejaba porque no era económicamente viable la concesión de esos amarres.
Pues bien, parece que algo de viabilidad le ha encontrado porque se ha inflado a hacer publicidad y a cobrar alquileres de amarres como si tal cosa.
Parece ser que renunciar a la concesión (y por lo tanto a pagar el canon correspondiente) no es incompatible con hincharse a ingresar alquileres. Vamos, que así sí que les salen los números.
Lo que no está tan claro es la actitud de la APB ante esta maniobra. La primera pregunta del verano es: ¿Cuántos meses va a dejar pasar sin exigir el pago del canon al concesionario mientras le permite el cobro de los alquileres? Se permiten apuestas.
En Ponent, la excusa de que las obras de reordenación del puerto molestarían a los restaurantes ha permitido al Govern Balear ganar tiempo para ir preparando el terreno a un desembarco de una empresa privada que realice las obras a cambio de una concesión.
Justamente lo que las entidades del puerto trataron de evitar a toda costa durante las negociaciones que hicieron posible el consenso alrededor del dique en 2006.
Se trató de evitar porque lo que ha pasado en Mahón parecía una lección bastante clara acerca de lo que no debería ocurrir nunca en un puerto. Incrementos astronómicos de las tarifas, éxodo de los armadores locales, venta de embarcaciones por no poderlas mantener, etc.
Pues parece que en Ciutadella no le tienen miedo a que ocurra algo así y que están dispuestos a dejarse los cuernos pegados en la misma piedra contra la que se estampó la náutica mahonesa.
La segunda pregunta del verano es: ¿Qué interés protegen los políticos ciudadelanos al promover que sea una empresa privada la que gestione su puerto?
Por último, hay que hacer un repaso de Fornells. Esa bahía que era el buque insignia de la modernidad y el ecologismo en Portsib. Al principio del verano se dijo que el 16 de julio se instalarían las boyas para el amarre de embarcaciones de tránsito. Llegado ese día se dijo que no había dinero para hacerlo y se quedaron tan panchos.
Si tenemos en cuenta que los materiales (muertos, cadenas y boyas) ya estaban comprados y que sólo era necesario instalarlos, llegamos a la conclusión de que todos los accidentes que ha habido por causa de los temporales, la imposibilidad de planificar escalas por no poder reservar boya y los daños a las praderas de poseidonia se podían haber evitado con un mínimo de voluntad y presupuesto.
Por el contrario, parece que este mes de agosto iban sobrados de amarres en Fornells y por eso se dio orden desde Palma de eliminar dos de ellos del sistema de reservas on line para cedérselos a alguien. La pregunta veraniega de Fornells es: ¿Los amarres que se eliminaron del sistema de reservas on line se cedieron a una asociación empresarial o directamente a su presidente para que los utilizasen amigos/clientes suyos?
En fin. Ya dice la Constitución Española que todos somos iguales. Lo que pasa es que algunos somos más iguales que otros.