domingo, 4 de mayo de 2014

Ausencias elocuentes

El pasado fin de semana se disputaron las regatas de crucero correspondientes al Campeonato de Menorca. El club organizador era el Club Náutico de Fornells, que es uno de los más modestos de la isla. Sin embargo eso no fue inconveniente para que se organizara el campeonato de una forma más que digna. Se montó una carpa con una barbacoa para los asistentes sin que se les intentara cobrar un euro por la comida o la bebida, como ocurre en otros clubes. Se instaló una pantalla en la que se proyectaron las fotos de las pruebas del mismo día. Se entregó a cada tripulante una camiseta técnica y se sortearon regalos para todas las embarcaciones participantes. Las líneas de salida estaban orientadas perfectamente con respecto al viento y se tomó en consideración la cantidad de embarcaciones y su eslora a la hora de establecer la longitud de la misma. Es muy raro ver líneas de salida tan bien montadas tanto en Levante como en Poniente.
Hay que admitir que el único punto gris fue la boya de desmarque de las dos regatas del primer día, que provocó cierta confusión en la flota al tener que tomarse por estribor.
Y en toda esta organización se apreció el compromiso de todo el club, desde los balizadores y comité hasta los vocales y el presidente. Todos arrimaban el hombro y se preocupaban de que las cosas salieran lo mejor posible. Todos pusieron de su parte.
Sin embargo, en la entrega de premios se pudo constatar que a algunos les importa un pepino que los otros clubes se esfuercen en sacar adelante un campeonato en condiciones.
En concreto se echó en falta la presencia del presidente del Club Marítimo de Mahón. Un club que presentaba una nutrida participación y uno de cuyos socios se coronaba campeón de Menorca de Cruceros. Parece que eso no es importante para su presidente. Supongo que debía estar haciendo algo mucho más importante que apoyar a una clase que ha sufrido mucho por culpa de la falta de amarres y que se está recuperando con mucho esfuerzo por parte de los armadores. Eso le da igual a su presidente. Se ve que le importa mucho más codearse con los capitostes de la Panerai y los políticos de turno. Le cuesta al de Mahón desplazarse a los otros clubes. Se pueden contar con los dedos de una mano las veces que ha acudido a una entrega de premios de otro club. ¿Soberbia o pura y simple antipatía?
Y qué decir del Club Náutico de Ciudadela. Si Mahón se dignó por lo menos a enviar un representante, Ciudadela no hizo ni siquiera ese esfuerzo y su lugar, al lado del Alcalde y del presidente del Club Náutico de Fornells estaba vacío. De nuevo deben haber muchas cosas mucho más importantes que apoyar la vela en la cabeza de los dirigentes del club de Ponent. A lo mejor deberían dedicarse a otra cosa. Claro que quizás ya se están dedicando a otra cosa.
Felicitaciones al Club Náutic de Fornells por haber dado la talla y haber hecho disfrutar de un fantástico fin de semana de regatas a más de un centenar de aficionados a la vela.

jueves, 1 de mayo de 2014

La medida de las personas.



Hace un par de semanas, con ocasión de hacer un curso de medidor, tuve la oportunidad de tomar el pulso al sentir de unos cuantos regatistas de crucero de Cataluña. El ambiente entre regatistas y federación se podía cortar con un cuchillo y muchos de los presentes me estuvieron refiriendo cómo la federación catalana había intentado forzar el cambio de sistema de rating falseando datos, amenazando y utilizando métodos poco menos que sicilianos para lograr ese objetivo.
De nuevo polémica asociada a un cambio de sistema de rating y de nuevo una federación trabajando al más puro estilo dictatorial en lugar de escuchar a los regatistas y elevar sus peticiones. Se ve que la vela es un deporte complicado en el que no se saben hacer las cosas sin chantajear, amenazar o proscribir.
Sin embargo no es así.
Por fortuna tuve en este encuentro la ocasión de conocer a unas personas excepcionales que dedican la mayor parte de su tiempo libre a que los demás disfruten de nuestro deporte y que han conseguido que la vela en el Maresme experimente un crecimiento y un auge sin precedentes. En definitiva, que le están haciendo el trabajo a la federación catalana mientras ésta está muy ocupada en sus vendettas y sus mamarrachadas de fobias y filias con lo del rating.
De la conversación con éstas personas, a las que no voy a mencionar porque todo el mundo las conoce, pude extraer una serie de conclusiones que pueden ser interesantes para todos aquellos a los que les importa nuestro deporte e incluso para la federación catalana.
Para multiplicar el número de participantes de la forma en que ellos lo habían conseguido había que facilitar el acceso a los no iniciados poniéndoselo muy pero que muy facilito.
-¿Tienes barco?
-Si
-¿Tiene velas?
-Si
-¡Pues a regatear!
Nada de exigir papeleos, certificados ni otras zarandajas. Se crea una clase promoción amplia y flexible en la que se empiezan a bregar todos aquellos que tienen curiosidad por la competición.
Luego los trofeos. Al mejor, al penúltimo, al más jóven, al más viejo… al final tenían más trofeos que participantes…literalmente. Y no hay nada que motive más a un novato que llevarse a su casa un pedacito de lata que le recuerde cómo se lo pasó el fin de semana pasado.
Luego está la dedicación de alguien tan entregado como ellos. Alguien que, sea delgado o más bien “panxut”, dedique horas infinitas a mimar hasta el más mínimo detalle con la única ambición de que la gente se lo pase bien y las cosas se hagan como se tienen que hacer. Todo eso sumado a una buena mano izquierda y muchos años de experiencia para torear a nuestra amiga la rata de pantalán cuando intenta sacar tajada y tenemos como resultado una flota que crece cada fin de semana.
Realmente ese fin de semana aprendí a medir velas pero además me llevé a casa algo mucho más importante: la verdadera medida de la grandeza de las personas y de la mezquindad de las instituciones.