Una inauguración es cuando se "celebra el estreno de una obra, de un edificio o de un monumento" según el diccionario de la R.A.E.
Sin embargo lo que nos encontramos los que acudimos el pasado jueves al nuevo dique de Ciutadella no tuvo nada que ver con una inauguración.
Para llamarlo con propiedad, la palabra que mejor lo define es una representación; una farsa; un "show" si se quiere.
Un show convocado por el partido que gobierna en el Ayuntamiento, Consell Insular y Govern Balear para colgarse medallas apurando los límites que fija la Ley Electoral.
Como el puerto no se inaugura hasta mayo, algo había que hacer para sacarle un rédito político, y así decidieron montar este show.
Al show le llamaron "Primer atracament al port exterior de Ciutadella"
Sin embargo este no era en absoluto el primer "atracament" en el port exterior de Ciutadella.
El primer "atracament" y el más importante fue el que hizo la UTE concesionaria de las obras cuando prácticamente dobló el presupuesto de las mismas eliminando incluso elementos importantes como la escollera del muelle del Este. Este "atracament" contó con la colaboración del "atracat" Ports de les Illes Balears. El botín fueron un buen montón de millones de euros provenientes de nuestros impuestos.
Un segundo "atracament" perpetrado por el mismo "atracador" tuvo lugar cuando se doblo el plazo de ejecución de la obra, punto importantísimo para que la UTE lograse la adjudicación de la misma. De dos años se pasó a cuatro sin que se aplicase penalización alguna. En este caso "atracador" y "atracat" también se llevaron de maravilla y el único perjudicado volvió a ser el pueblo de Ciutadella, que ha tenido que atravesar esta crisis sin la importante ayuda que hubiera supuesto contar con su nuevo puerto.
El del pasado jueves no fue entonces el primer "atracament" sino el último hasta la fecha.
Y sin duda fue un "atracament" para el ciudadano de a pie que, con sus impuestos pagó el ejército de camareros, guardias de seguridad, azafatas, picoteo de lujo, audiovisuales, relojes de regalo para los asistentes, fletes de autobuses y, en definitiva, un lujo asiático que en tiempos como los que atravesamos deberían hacer sacudirse la vergüenza de los que montaron todo el "show".
Pero su vergüenza, como la de muchos artistas, parece un tanto... adormilada y así se aplicó la máxima anglosajona de "the show must go on".
Un "show" que podríamos calificar más acertadamente como una "farsa", ya que de algo irreal y fingido se trataba.
Los participantes de esa farsa, los farsantes, hicieron su papel a la perfección.
Rieron y comentaron anécdotas antes del inicio de la función.
Durante la función se repartieron agradecimientos por un trabajo que no habían hecho, se atribuyeron un desvelo por el ciudadano y el interés general que la propia celebración del show desmentía y en general trataron de dar la impresión de ser unos abnegados y celosos administradores del dinero de nuestros impuestos mientras lo derrochaban a manos llenas en un rally de inauguraciones falsas como la que nos ocupa.
La farsa continuó con la entrega de metopas, descubrimiento de placas y hasta ofrendas florales. Todo por tal de dar algún sentido a un acto que nunca se hubiera celebrado de no estar tan cerca las elecciones.
Seguramente se pueden hacer peor las cosas, pero habrá que echarle mucha imaginación para lograrlo.
Esta es mi mesa del bar. Desde ella doy mi punto de vista sobre los temas más actuales del sector náutico desde Menorca. Sed bienvenidos y tomad asiento.
sábado, 26 de marzo de 2011
martes, 8 de marzo de 2011
Entrañable visita a Bilbao
La pasada semana viajamos a Bilbao invitados por la Asociación Vasca de Capitanes y Patrones de Yate - Itsasamezten, para dar una conferencia sobre mi libro.
Al día siguiente de llegar visitamos la ciudad y conocimos Manuel, que regenta la librería Náutica Izaro, punto de encuentro de los amantes de la literatura náutica de la zona.
Si bien el tiempo no acompañó demasiado, tengo que reconocer que el trato de los miembros de la Junta de esa asociación y de los propios regatistas de la zona compensó sobradamente la frialdad del clima, haciéndonos sentir en todo momento mejor que en nuestra propia casa.
Así tuvimos la ocasión de conocer, entre otros, a Daniel, el Presidente de la Asociación; a Fernando y Beatriz, dos experimentados, apasionados y entrañables regatistas locales, a Luís Fernández y a muchas otras personas que han hecho del mar y de las regatas el centro de su vida.
También tuvimos ocasión de conocer la reputada gastronomía local, que creo que excede con mucho lo que yo pueda decir de ella en estas líneas.
La conferencia fue un éxito de asistencia gracias a la labor de la asociación, que había sembrado de carteles el puerto y las tabernas cercanas.
Así, rodeados de un importante grupo de regatistas pudimos hacer un repaso general de las tácticas más importantes que trata el libro. Después de hora y media de charla pasamos al turno de preguntas y pudimos discutir algunos de los puntos más interesantes de la exposición.
Al finalizar la conferencia, el presidente y el vicepresidente de la Asociación me hicieron entrega de una placa conmemorativa como recuerdo de esta agradable velada.
El último día pudimos visitar el Museo Marítimo de Bilbao.
Antes de entrar pudimos ver el barco que acompañó a José Luís de Ugarte en su accidentada Vendée Globe (regata vuelta al mundo en solitario y sin escalas).
Una estampa imponente pero con un aire de decadencia debido a la falta de mantenimiento que conllevó su retirada de la competición.
Tuve el honor de conocer a José Luís cuando quise traerle a Menorca para que compartiera con nosotros su enorme bagaje marinero y al ver en seco el barco que fue la culminación de su carrera no pude evitar que me invadiera una profunda tristeza por la desaparición de una figura tan importante para la vela de competición en España.
El museo me impactó muy favorablemente. Está alojado en un edificio muy moderno y el diseño de los espacios así como la ambientación de los mismos me gustó mucho por ser moderna pero sin perder de vista el espíritu de las épocas que se rememoran en sus salas.
El museo narra la historia de la navegación y más concretamente de la vida marinera en la Ría de Bilbao, por lo que está muy centrado en la navegación de cabotaje y la pesca. Pero, incluso para un forofo de la navegación deportiva como yo, pasear por sus salas es un masaje cerebral y una evasión hacia tiempos pasados que deja un fantástico sabor de boca. Tan bueno como el de la taza de crema de marisco con la que te obsequian al entrar.
Como detalle curioso pero muy acertado a mi entender está la recreación de escenas marineras con materiales de Playmobil, que pretenden y consiguen acercar la vida cotidiana de un puerto a los más pequeños. Una forma ingeniosa de atraer la atención de los niños por la vida marinera.Como reflexión final, decir que no me cabe en la cabeza que una isla como Menorca no disponga de un museo marítimo en el que recopilar y transmitir su legado marinero a las generaciones futuras y a los visitantes que recibimos año tras año. Se clama por desarrollar oferta complementaria para los turistas pero se sigue mirando a cualquier sitio menos al mar. Es inconcebible que hayamos olvidado que, de no ser por el mar y la navegación, ninguno de nosotros viviríamos donde vivimos. Un punto para que reflexionen nuestros políticos.
Quiero también transmitir mi profundo agradecimiento a todas las personas que conocimos en Bilbao y especialmente a Daniel e Itsasamezten, que hacen una labor impagable por la difusión de la cultura marinera en Euskadi. Un abrazo a todos.
Al día siguiente de llegar visitamos la ciudad y conocimos Manuel, que regenta la librería Náutica Izaro, punto de encuentro de los amantes de la literatura náutica de la zona.
Si bien el tiempo no acompañó demasiado, tengo que reconocer que el trato de los miembros de la Junta de esa asociación y de los propios regatistas de la zona compensó sobradamente la frialdad del clima, haciéndonos sentir en todo momento mejor que en nuestra propia casa.
Así tuvimos la ocasión de conocer, entre otros, a Daniel, el Presidente de la Asociación; a Fernando y Beatriz, dos experimentados, apasionados y entrañables regatistas locales, a Luís Fernández y a muchas otras personas que han hecho del mar y de las regatas el centro de su vida.
También tuvimos ocasión de conocer la reputada gastronomía local, que creo que excede con mucho lo que yo pueda decir de ella en estas líneas.
La conferencia fue un éxito de asistencia gracias a la labor de la asociación, que había sembrado de carteles el puerto y las tabernas cercanas.
Así, rodeados de un importante grupo de regatistas pudimos hacer un repaso general de las tácticas más importantes que trata el libro. Después de hora y media de charla pasamos al turno de preguntas y pudimos discutir algunos de los puntos más interesantes de la exposición.
Al finalizar la conferencia, el presidente y el vicepresidente de la Asociación me hicieron entrega de una placa conmemorativa como recuerdo de esta agradable velada.
El último día pudimos visitar el Museo Marítimo de Bilbao.
Antes de entrar pudimos ver el barco que acompañó a José Luís de Ugarte en su accidentada Vendée Globe (regata vuelta al mundo en solitario y sin escalas).
Una estampa imponente pero con un aire de decadencia debido a la falta de mantenimiento que conllevó su retirada de la competición.
Tuve el honor de conocer a José Luís cuando quise traerle a Menorca para que compartiera con nosotros su enorme bagaje marinero y al ver en seco el barco que fue la culminación de su carrera no pude evitar que me invadiera una profunda tristeza por la desaparición de una figura tan importante para la vela de competición en España.
El museo me impactó muy favorablemente. Está alojado en un edificio muy moderno y el diseño de los espacios así como la ambientación de los mismos me gustó mucho por ser moderna pero sin perder de vista el espíritu de las épocas que se rememoran en sus salas.
El museo narra la historia de la navegación y más concretamente de la vida marinera en la Ría de Bilbao, por lo que está muy centrado en la navegación de cabotaje y la pesca. Pero, incluso para un forofo de la navegación deportiva como yo, pasear por sus salas es un masaje cerebral y una evasión hacia tiempos pasados que deja un fantástico sabor de boca. Tan bueno como el de la taza de crema de marisco con la que te obsequian al entrar.
Como detalle curioso pero muy acertado a mi entender está la recreación de escenas marineras con materiales de Playmobil, que pretenden y consiguen acercar la vida cotidiana de un puerto a los más pequeños. Una forma ingeniosa de atraer la atención de los niños por la vida marinera.Como reflexión final, decir que no me cabe en la cabeza que una isla como Menorca no disponga de un museo marítimo en el que recopilar y transmitir su legado marinero a las generaciones futuras y a los visitantes que recibimos año tras año. Se clama por desarrollar oferta complementaria para los turistas pero se sigue mirando a cualquier sitio menos al mar. Es inconcebible que hayamos olvidado que, de no ser por el mar y la navegación, ninguno de nosotros viviríamos donde vivimos. Un punto para que reflexionen nuestros políticos.
Quiero también transmitir mi profundo agradecimiento a todas las personas que conocimos en Bilbao y especialmente a Daniel e Itsasamezten, que hacen una labor impagable por la difusión de la cultura marinera en Euskadi. Un abrazo a todos.
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