Publicado en La Gaceta Náutica de Diciembre de 2011
Baleares ha decidido externalizar la gestión de sus puertos. El motivo es económico, lo que significa llanamente que se quiere recaudar más de lo que se recauda.
Para eso se ha pensado en darle a alguna entidad o empresa las instalaciones a cambio de un jugoso canon que supere el superávit que se obtiene actualmente de los amarres. Luego esa empresa o entidad sin ánimo de lucro querrá ganar un buen dinero con esos amarres que le permita pagar ese canon y destinar el resto a dividendos o a actividad social, según sea el caso.
Llegados a este punto del razonamiento nos habrá quedado claro a todos quién es el que va a pagar el guateque que nos está montando el Govern: el amarrista de a pie.
Pues bien, en Ciutadella han tenido una idea que puede ser interesante y una de las pocas tablas de salvación a las que se puede intentar agarrar el usuario de los puertos susceptibles de ser subastados y es la municipalización de los mismos. Se trata de un modelo ampliamente difundido en Francia y que cuenta con bastantes aspectos positivos a tener en cuenta.
El primero que vale la pena citar es que es el propio pueblo (su ayuntamiento) el que decide el modelo de puerto que quiere tener y de ese modo la gestión es más ajustada a los intereses de los habitantes del municipio en lugar de responder a la política y los recursos de una administración autonómica o nacional. Por otro lado, tenemos que el ayuntamiento decide las tarifas que se deben aplicar en función del papel que el puerto juega en la economía y la sociedad del municipio, por lo que puede apostar por unas tarifas más «sociales» si le interesa fomentar la actividad náutica y el acceso al mar de un mayor número de ciudadanos o bien otro tipo de tarificación más restrictiva. Pero en cualquier caso se puede asegurar que las tarifas serán más bajas que las de quien haya tenido que pujar en un concurso y deba pagar un canon desorbitado además de lograr su propio beneficio.
Y ya que hablamos de beneficio, parece bastante lógico que, de producirse éste, redunde a favor de la comunidad y de las arcas municipales en lugar de ir a parar a las cuentas de tal o cual sociedad o entidad sin ánimo de lucro. Para que la gestión del puerto sea lo más acorde posible con los intereses de los diferentes usuarios del mismo, debería crearse un Consejo Consultivo en el que todos los colectivos afectados tuvieran su representante y así se supliría la falta de conocimiento de los temas náuticos que padecen algunos de nuestros ayuntamientos. De la misma manera cada uno de los diferentes colectivos (Pescadores, Golondrinas, Chárter, Clubes, Restauradores, Amics de la Mar, Varadero, etc. ) podrían hacer oír su voz en las decisiones que les afectan y participar en la gestión del puerto en el que ejercen su actividad.
La gestión diaria del puerto se puede hacer directamente por el ayuntamiento o bien mediante una empresa mixta del estilo de las que gestionan algunos recursos municipales, como las aguas, etc. Del mismo modo hay que hacer notar que el ayuntamiento como administración tan sólo tiene que solicitar la cesión del dominio público a Portsib, sin tener que acudir a ningún concurso, con las ventajas que ello supone.
Esta es mi mesa del bar. Desde ella doy mi punto de vista sobre los temas más actuales del sector náutico desde Menorca. Sed bienvenidos y tomad asiento.
miércoles, 14 de diciembre de 2011
sábado, 10 de diciembre de 2011
El puerto de los hermanos Marx
Tal y como ocurría en la famosa película de humor, el puerto de Ciudadela se está conviertiendo en algo realmente cómico para el observador de a pie. Aparecen pantalanes; se incorporan fingers donde no estaban previstos; los pescadores se van provisionalmente a un sitio y se quedan para siempre; se ponen barcas diminutas en amarres enormes; las golondrinas vienen y van y todo sin saber quién será el que gestionará el cotarro dentro de unos meses.
Al margen de que finalmente Portsib decida o no ningunear al ayuntamiento y a las entidades y lo venda al mejor postor, las obras de ampliación prácticamente han finalizado y ahora viene la parte más interesante de todo el proceso que se inició el 30 de junio de 2006 en el Consolat de Mar en aquella famosa reunión de 8 horas.
Por de pronto tenemos la situación de todos los ilegales o alegales del puerto, que casi son mayoría. Por tales entiendo aquellos que se apropiaron de un amarre sin pasar por las molestias de inscribirse en una lista de espera o aquellos que cambiaron de dimensiones de su barca sin autorización. En algunos casos la culpa no fue totalmente suya y si la administración hubiera hecho su trabajo no nos encontraríamos ahora con que la situación que tenemos. En muchos casos se solicitó el cambio de eslora, obteniendo la callada por respuesta, pero nadie puede negar que al final se hizo lo que a cada uno le dio la gana y así tenemos el puerto como lo tenemos. Los que se quedaron con cara de tonto fueron los que respetaron la legalidad y no cambiaron las dimensiones de su barca mientras veían a medio puerto crecer y apretar las defensas de sus vecinos.
Como consecuencia de lo anterior tenemos embarcaciones de 8 metros que siguen pagando el amarre de 5 que su armador realmente tiene autorizado, con lo que las arcas de Portsib (las de todos nosotros) sufren un importante quebranto, por suppuesto a sabiendas de sus dirigentes.
También se dice que hay incluso quien no paga ni un duro por su amarre, seguro como está de su ilegalidad y de que tarde o temprano lo van a echar de allí.
Otro caso es el de embarcaciones que han ido llegando y han sido colocadas sin pasar por la lista de espera con la excusa de que pertenecían a empresas de alquiler. De esta forma se otorgaban amarres de base contraveniendo el espíritu y la letra del Decreto de 2001 que estaba vigente hasta este año y que priorizaba a los particulares sobre las empresas a la hora de obtener un amarre de base. Pero parece que para Portsib estas cosas no tienen importancia.
Ahora se comenta que, de los 106 nuevos amarres que se crean en el interior del puerto, tan sólo 46 serán destinados a hacer correr la lista de espera de más de 500 personas que lleva 20 años congelada.
Ni siquiera van a dar salida al 10% de la lista.
¿A quién van destinados entonces la mayoría de los amarres que se crean?
Se dice que las empresas de charter van a ser unas de las grandes agraciadas en el expolio de la lista de espera y que algunas ya están pensando en ampliar esloras para ponerlas en sus nuevos amarres. Eso sería añadir el insulto a la ofensa para los que llevan 20 años sin moverse una sola plaza de la lista.
Por otro lado parece que lo que era un traslado provisional de los pescadores para acometer las obras en su parte del muelle tiene visos de convertirse en definitivo. Han ocupado dos pantalanes de los nuevos y como dicen que están muy bien allí, que allí se quedan.
A mí no me parece mal porque lo importante es que se creen amarres sin importar el que estén en uno u otro sitio.
El problema es que muchas de esas barcas están ocupando amarres de 9 metros cuando sus esloras son de 6 y 7 metros.
No tenemos tanta lámina de agua como para derrocharla en caprichos, por muy profesionales que sean los que se encariñan con un amarre mucho mayor de lo que necesitan.
Supongo que al final se impondrá la cordura y se ubicarán las barcas en lugares acordes con sus dimensiones, ya que lo contrario sería injusto y arbitrario.
Luego tenemos la eterna reordenación interior. Hace ya más de cinco años que con la excusa de la reordenación dejaron de asignarse los amarres vacíos que quedan en invierno para que pudieran ocuparse por embarcaciones que navegan en temporada baja.
De este modo muchos de los amarres de Portsib aparecen desocupados mientras un grupo nada despreciable de residentes se tienen que aguantar las ganas y guardar su barca donde pueden en invierno. Otro ingreso que lleva años perdiéndose por falta de decisión política.
El caso es que algunos de esos huecos van siendo ocupados por embarcaciones de los avispados propietarios de las empresas de alquiler del puerto. Así, como quien no quiere la cosa.
De este modo se vuelve a confirmar que para Portsib todos somos iguales, pero unos más iguales que otros.
En fin, que estamos entretenidos con nuestro puerto, pero la mejor parte, la más estrambótica y la que configurará el perfil de nuestro puerto durante decenios está a punto de llegar.
"N'hi ha per llogar-hi cadires" como decimos aquí.
Al margen de que finalmente Portsib decida o no ningunear al ayuntamiento y a las entidades y lo venda al mejor postor, las obras de ampliación prácticamente han finalizado y ahora viene la parte más interesante de todo el proceso que se inició el 30 de junio de 2006 en el Consolat de Mar en aquella famosa reunión de 8 horas.
Por de pronto tenemos la situación de todos los ilegales o alegales del puerto, que casi son mayoría. Por tales entiendo aquellos que se apropiaron de un amarre sin pasar por las molestias de inscribirse en una lista de espera o aquellos que cambiaron de dimensiones de su barca sin autorización. En algunos casos la culpa no fue totalmente suya y si la administración hubiera hecho su trabajo no nos encontraríamos ahora con que la situación que tenemos. En muchos casos se solicitó el cambio de eslora, obteniendo la callada por respuesta, pero nadie puede negar que al final se hizo lo que a cada uno le dio la gana y así tenemos el puerto como lo tenemos. Los que se quedaron con cara de tonto fueron los que respetaron la legalidad y no cambiaron las dimensiones de su barca mientras veían a medio puerto crecer y apretar las defensas de sus vecinos.
Como consecuencia de lo anterior tenemos embarcaciones de 8 metros que siguen pagando el amarre de 5 que su armador realmente tiene autorizado, con lo que las arcas de Portsib (las de todos nosotros) sufren un importante quebranto, por suppuesto a sabiendas de sus dirigentes.
También se dice que hay incluso quien no paga ni un duro por su amarre, seguro como está de su ilegalidad y de que tarde o temprano lo van a echar de allí.
Otro caso es el de embarcaciones que han ido llegando y han sido colocadas sin pasar por la lista de espera con la excusa de que pertenecían a empresas de alquiler. De esta forma se otorgaban amarres de base contraveniendo el espíritu y la letra del Decreto de 2001 que estaba vigente hasta este año y que priorizaba a los particulares sobre las empresas a la hora de obtener un amarre de base. Pero parece que para Portsib estas cosas no tienen importancia.
Ahora se comenta que, de los 106 nuevos amarres que se crean en el interior del puerto, tan sólo 46 serán destinados a hacer correr la lista de espera de más de 500 personas que lleva 20 años congelada.
Ni siquiera van a dar salida al 10% de la lista.
¿A quién van destinados entonces la mayoría de los amarres que se crean?
Se dice que las empresas de charter van a ser unas de las grandes agraciadas en el expolio de la lista de espera y que algunas ya están pensando en ampliar esloras para ponerlas en sus nuevos amarres. Eso sería añadir el insulto a la ofensa para los que llevan 20 años sin moverse una sola plaza de la lista.
Por otro lado parece que lo que era un traslado provisional de los pescadores para acometer las obras en su parte del muelle tiene visos de convertirse en definitivo. Han ocupado dos pantalanes de los nuevos y como dicen que están muy bien allí, que allí se quedan.
A mí no me parece mal porque lo importante es que se creen amarres sin importar el que estén en uno u otro sitio.
El problema es que muchas de esas barcas están ocupando amarres de 9 metros cuando sus esloras son de 6 y 7 metros.
No tenemos tanta lámina de agua como para derrocharla en caprichos, por muy profesionales que sean los que se encariñan con un amarre mucho mayor de lo que necesitan.
Supongo que al final se impondrá la cordura y se ubicarán las barcas en lugares acordes con sus dimensiones, ya que lo contrario sería injusto y arbitrario.
Luego tenemos la eterna reordenación interior. Hace ya más de cinco años que con la excusa de la reordenación dejaron de asignarse los amarres vacíos que quedan en invierno para que pudieran ocuparse por embarcaciones que navegan en temporada baja.
De este modo muchos de los amarres de Portsib aparecen desocupados mientras un grupo nada despreciable de residentes se tienen que aguantar las ganas y guardar su barca donde pueden en invierno. Otro ingreso que lleva años perdiéndose por falta de decisión política.
El caso es que algunos de esos huecos van siendo ocupados por embarcaciones de los avispados propietarios de las empresas de alquiler del puerto. Así, como quien no quiere la cosa.
De este modo se vuelve a confirmar que para Portsib todos somos iguales, pero unos más iguales que otros.
En fin, que estamos entretenidos con nuestro puerto, pero la mejor parte, la más estrambótica y la que configurará el perfil de nuestro puerto durante decenios está a punto de llegar.
"N'hi ha per llogar-hi cadires" como decimos aquí.
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