Publicado en la Gaceta Náutica del mes de Octubre.
Entre los muchos males que aquejan al Puerto de Ciutadella hay uno que sorprende por su inalterabilidad gobierne el partido que gobierne. Me refiero a la mala gestión de las listas de espera de los amarres de base.
Son muchas las personas que tienen depositadas en las listas de espera sus esperanzas de conseguir un amarre y así poder dar salida a su afición por la mar y por los deportes náuticos.
Para figurar en ese trozo de papel que es la lista de espera se paga una tasa de 92,75 € IVA incluído, lo que a más de uno le parecerá desorbitado, pero todo sea por conseguir el ansiado amarre.
Sin embargo en el puerto de Ciutadella las listas de espera se encuentran petrificadas desde hace casi 20 años para desesperación de muchos .
Nadie en el puerto ha visto nunca asignar un amarre de acuerdo con la lista de espera.
Lo único que ha hecho Ports de les Illes Balears ha sido publicar la lista en su página web, de manera que todo el mundo pueda comprobar por sí mismo que no se mueve lo más mínimo con el paso del tiempo.
Sin embargo son muchas las embarcaciones del puerto que cambian de manos y así, con un sobreprecio por el amarre y poniendo la barca a nombre de más de una persona, se transmiten los amarres sin que la administración trate de ponerle ningún tipo de freno.
Los vendedores de amarres se enriquecen traficando con bienes que nunca les han pertenecido y los espabilados buscadores de atajos consiguen en unas horas lo que muchos llevan lustros esperando “del recto proceder” de la administración.
En ocasiones se observa cómo alguna empresa de alquiler de embarcaciones consigue amarres para todo el verano pasando por delante de las personas físicas, en contra del espíritu y de la letra del decreto 61/2001 de 20 de abril, que regula el procedimiento y el régimen para las autorizaciones temporales de amarre para embarcaciones de recreo.
Otro caso es el de personas que tienen más de un amarre en diferentes puertos de la isla. Basta con poner cada amarre a nombre de un miembro distinto de la misma familia o de un testaferro al uso. Esta práctica viene facilitada por el hecho de que Ports de les Illes Balears aún no se ha decidido a dar cumplimiento al artículo 66 de la ley 10/2005 de 21 de junio que obliga a la creación y mantenimiento de un registro de usuarios de amarres. A lo mejor nuestros nietos verán en vida esta herramienta tan importante para la lucha contra el fraude en los amarres.
Por último está el armador avispado que ha decidido cambiar de eslora sin recabar el permiso de Ports y ha crecido de forma desmesurada por encima de las dimensiones de su amarre, dificultando e incluso impidiendo la maniobra de entrada y salida de sus vecinos ante la pasividad de la administración.
Los responsables de Ports de les Illes Balears conocen perfectamente esta situación y durante los últimos años han ido recabando la documentación necesaria para reordenar el puerto y eliminar la gran cantidad de irregularidades que existen tanto en la titularidad de las embarcaciones como en la de los amarres.
Sin embargo, cuando parecía que se iba a iniciar la reordenación y que finalmente alguien iba a coger el toro por los cuernos, el proceso se ha congelado por la proximidad de las elecciones y la posible impopularidad de las necesarias medidas que deben tomarse.
Otro año más en que la lista de espera seguirá cubriéndose de polvo colgada de la web de Ports de les Illes Balears. Otro año en que los especuladores sin escrúpulos seguirán comerciando con el patrimonio de todos delante de las narices de la administración. Otro año en el que las arcas de esa misma administración seguirán inflándose a base de tasas por iniciar expedientes para engrosar la lista de espera. Otro año para que la paciencia de los ciudadanos siga poniéndose a prueba y acercándose peligrosamente a su límite.
Gran artículo, sí señor
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