lunes, 8 de abril de 2013

Va de fotos

En la sala de juntas del club donde regateo había una serie de marcos con las fotos de los expresidentes que ha tenido la entidad desde su fundación.
Dicha secuencia de fotos ha sido trasladada a la misma entrada principal del club por acuerdo de la junta directiva actual.
Como expresidente que soy de ese club se me pidió, a finales del año pasado, una foto para completar esa galería.
Después de unos meses en los que el marco correspondiente a mi foto ha permanecido vacío, he enviado una foto para completar la serie en cuestión.
Como son varias las personas que me han preguntado por el sentido de que mi foto no estuviera en la entrada durante tanto tiempo, voy a dar mi punto de vista sobre el tema.
Para mí lo primero y más importante en un club náutico son sus socios y los deportistas. Ya he dicho muchas veces que el presidente no es el primer socio, sino el último. Por ese motivo, lo primero que hice cuando entré como presidente del club fue borrarme de la posición que tenía en la lista de espera de los amarres y ponerme en la última posición. Creo que esto ejemplifica bastante bien la filosofía de servicio al socio y al deportista que tratamos de implantar en el club los miembros de la junta directiva anterior.
Esa filosofía de la que hablo es totalmente opuesta al autobombo y al afán de protagonismo que pueden afectar a los directivos de otros clubes más elitistas que el nuestro y en los que el culto y la reverencia al directivo parecen ser el motivo de la existencia de la entidad.
Para mí sería mucho más adecuado encontrar, al entrar al club, fotografías de nuestros deportistas más destacados, de nuestras actividades más emblemáticas y todas aquellas informaciones que puedan ayudar al socio en la práctica de sus actividades y dotar de una mayor transparencia a la gestión del club.
Pero bueno, eso son puntos de vista y habrá quien prefiera ver otras cosas cada vez que pasa por la puerta del club y yo lo respeto.
Por otro lado, yo dejé de ser presidente del club en 2009 y hasta este año parece que a nadie de la junta nueva le importaba que mi foto no estuviera en la galería de expresidentes. Si han pasado tres años sin sentir la impelente necesidad de ver mi foto enmarcada, tampoco yo tengo que salir corriendo para buscar una foto para ellos en cuanto se les enciende la lucecita. De modo que, a mi ritmo he ido mirando fotos a medida que he tenido tiempo para dedicarle a una actividad tan aburrida como ver mi feo careto con y sin gorra, con unas u otras gafas, con camiseta, con polo o con traje y, cuando he encontrado una que no me disgustaba en exceso, la he mandado.
Claro que esos meses que he tardado parecen haberse hecho eternos para algunos pero, como he dejado claro en esta entrada, no estar en efigie junto al resto de expresidentes no me quita el sueño en absoluto.

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