Lo que tenía que haber sido un motivo de alegría para los integrantes de la Lista de Espera se ha convertido en sorpresa, decepción e indignación.
Un número importante de propietarios de embarcaciones se han encontrado con que no han recibido la esperada carta porque la eslora preferente que habían dado para inscribirse en la lista de espera no corresponde con los pocos amarres que han sido destinados dicha lista.
De forma que las personas que querían comprarse una barca de unos siete metros han quedado fuera del reparto de amarres por no haberse creado amarres de esa eslora o, mejor dicho, por no asignarse los amarres con un mínimo de sentido común.
Lo que una persona normal hubiera hecho es ofrecer al primer miembro de la lista de espera la posibilidad de elegir el amarre para su embarcación entre el total de amarres disponibles y luego pasar al segundo y así sucesivamente. Más aún cuando la lista que estaba publicada en la web de Portsib no tenía indicación de la eslora solicitada por cada persona.
Pero ahora resulta que si alguien quería desde hace 20 años comprarse una barca de unos siete metros no puede hacer realidad su aspiración aunque esté el primero de la lista de espera, mientras que el número 150 por poner un número sí podrá comprarse el barco de 8 metros que quiera porque ha sido agraciado en la lotería de esloras que ha montado Portsib, pese a que se apuntó a la lista muchos años más tarde que otros menos afortunados.
Pero así se hacen las cosas en Mallorca y así las sufrimos los de aquí.
Otro punto que he dejado entrever es que esta rigidez en las esloras sólo se ha aplicado con los inscritos en la lista de espera. Como ya dije hace un tiempo, los pescadores de bajura están cómodamente amarrados en amarres que superan con mucho las dimensiones de sus barcas, pero como en este puerto hay doble vara de medir, lo que vale para unos está prohibido para otros.
Y tampoco han hilado fino en absoluto con las embarcaciones de charter. Al márgen de que muchos han logrado sus amarres sin estar inscritos en la lista de espera, existen embarcaciones de 14 metros de eslora amarradas en amarres de 12 metros.
De modo que la única rigidez es con aquellos que llevan años esperando y que ahora se encuentran con que no se les permite acceder a su amarre porque se lo han quedado los de charter o los pescadores o porque la lotería de Portsib ha decidido que apostaron al número equivocado.
No es de extrañar que la gente piense que hay algún tipo de mangoneo para quitarles el amarre a quienes llevan más tiempo esperando para así favorecer a otros que pueda interesar más a Portsib por un motivo desconocido.
Es obrando así como se alimenta la imagen de que Portsib no respeta las antigüedades ni le importa un pepino las necesidades de los ciudadanos sino que actúa de una forma arbitraria e injusta.
Y en este caso concreto es absolutamente injusto y arbitrario lo que han hecho con la lista de espera, dejando sin amarre a personas que llevan media vida esperando mientras que otros con menos antigüedad van a pasarle por delante. Y eso por no mencionar que siguen cómodamente amarrados todos aquellos que accedieron a su amarre de forma irregular o que cambiaron de dimensiones de barca sin permiso, para mayor escarnio de quienes sí cumplieron la normativa y se inscribieron en la lista de espera o se abstuvieron de cambiar de barca.
La única salida que queda a los atropellados por esta entidad es agruparse en una asociación para hacer valer sus legítimos derechos y tomar las acciones que legalmente sean necesarias. En eso estamos.
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