lunes, 9 de abril de 2012

Lo público no es de nadie


Publicado en Gaceta Náutica del mes de Abril
En los tiempos que corren a todos nos ha tocado últimamente apretarnos el cinturón en mayor o menor medida. Las arcas públicas necesitan dinero para pagar gastos sociales y no sociales y por ese motivo la administración ha reducido costes y ha aumentado los impuestos.
Pero en una dinámica en la que cada euro cuenta para reparar el daño hecho durante muchos años por una política de atar los perros con longanizas, hay actuaciones que llaman poderosamente la atención.
¿Ha calculado alguien lo que puede costar al contribuyente cada día el tener un puerto vacío? Yo me he entretenido en hacer cuatro números sobre lo que dejan de percibir cada día las arcas públicas por no ocupar los nuevos amarres del puerto de Ciutadella.
En total la superficie de los amarres de nueva creación supone unos 3,295.25 m2 que, ocupados en un 20% por embarcaciones de tránsito y en un 80% por embarcaciones de base suponen 965,87 € (IVA incluído) dejados de percibir diariamente por la administración.
A grandes números eso supone cerca de 30.000 € cada mes que deberían estar entrando en las arcas públicas para pagar todos esos gastos que sirven de pretexto para subirnos los impuestos y bajarnos los salarios.
En Enero se recepcionaron esos amarres y estamos acabando marzo y siguen sin ocuparse. A alguno le parecerán poco esos 90.000 € pero es que la historia viene de lejos.
Hay que pensar que si Ferrovial hubiese cumplido con los plazos de ejecución a los que se comprometió las obras se hubieran acabado en 2010 con lo que el puerto llevaría dos años más funcionando y generando ingresos para la administración.
Hay que sumar entonces 24 meses más a los tres que llevamos de 2012 y a razón de 30.000 € mensuales ya  tenemos una merma de más de 800.000 € en las arcas públicas. Es pasmoso ver cómo de rápido se disparan las cifras del coste de la ineficacia en un puerto tan pequeño. La de cosas que se pueden pagar con 800.000 €. Y lo que cuesta ahorrarlos en una comunidad pequeña como es la nuestra.
Y sin embargo nadie se inmuta. A nadie se le remueven las tripas de ver todos esos amarres desocupados con una lista de espera de más de 500 personas rabiando desde hace 20 años por un sitio para su barca. Nadie lleva la cuenta de esos miles de euros dejados de ingresar y a nadie parece importarle que la suma engrose cada día que pasa.
Igual que tampoco parece importarles que pasen meses y años sin poner orden en un puerto en el que se han venido comprando y vendiendo amarres ilegalmente; se han aumentado esloras y mangas de embarcaciones sin pedir el necesario permiso y se ha dado amarre por que sí a empresas y personas que deberían haber pasado por la lista de espera para conseguirlo.
Realmente Ciutadella debe forzosamente ser una ciudad única en el mundo porque como lo que pasa aquí pase en el resto de puertos es como para soltar amarras y no parar hasta que lleguemos a un sitio donde no entendamos lo que nos dicen.

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