Hoy he podido disfrutar de un fantástico día de regatas en la Copa del Rey de Mahón.
Navegar entre esas maravillas flotantes cuya estampa nos llena la retina de bellas imágenes ha sido una experiencia sumamente agradable.
También ha supuesto una gran satisfacción el volver a ver el Club Marítimo de Mahón atestado de regatistas de crucero y rodeados de mástiles de madera como era costumbre antes de que perdiera sus amarres. He tenido la ocasión de felicitar a su presidente por el importantísimo logro que supone que esta prueba vuelva a celebrarse en Menorca.
Mientras me dirigía hacia la línea de salida he podido observar multitud de embarcaciones de particulares que seguían el acontecimiento.
Pero una en particular me ha llamado la atención.
Estaba tripulada por un señor de cierta edad en bañador al que acompañaban dos señoras en bikini. Pero lo que más me llamaba la atención es que no se trataba de una barca particular sino de una embarcación perteneciente al Club Nàutic Ciutadella. La que anteriormente se llamaba Geysan.
No es inusual que los clubes de la isla se ayuden entre sí en la organización de grandes eventos como éste.
Lo que sí llama a hacer una reflexión es que una barca propiedad de todos los socios de nuestro club acabe siendo utilizada por un señor para tomar el solete y pegarse un bañito.
Y sin duda eso fue lo que hizo porque no le volví a ver en todo el campo de regatas.
Ignoro cómo llegó una embarcación de nuestro club a manos de un particular para utilizarla a su antojo pero lo que está claro es que sólo ha podido ocurrir de dos formas:
-Por falta de control sobre los materiales del club, o bien
-Por hacerle un favor a un amiguete de alguien que quería pasarse un día en el mar a costa de nuestros socios.
En cualquier caso es otra cuenta más a añadir al largo rosario de arbitrariedades en la gestión de los recursos del club por parte de la nueva junta.
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