domingo, 29 de agosto de 2010

Luces y sombras en la Copa del Rey


Foto: Toni Riera
Han sido tres días de regatas y actos sociales que han supùesto el regreso de uno de los grandes eventos organizados por el Club Marítimo de Mahón que sucumbieron a la rapacidad de la Autoridad Portuaria y a la avaricia de Trapsa.
En el plano positivo hemos tenido la participación de un buen número de embarcaciones únicas por su edad, belleza y estado de conservación.
Pasear por los pantalanes era ya de por sí una delicia y cruzar bordos con ellas era una experiencia única.
Otra agradable sorpresa ha sido encontrarme con muchos regatistas menorquines entre los tripulantes de varias de esas joyas flotantes. Quizás se podría plantear la creación de una bolsa de tripulantes para la próxima edición de la regata.
En la parte negativa cabe citar por su especial importancia, la falta de decencia de Trapsa al cobrar a los participantes los amarres hasta la víspera del inicio de la Copa.
Pese a tener estipulado en su concesión un elevado importe anual a invertir en la celebración de eventos deportivos, esta empresa ha tenido la desvergüenza de cobrar unos precios estratosféricos a los participantes sin siquiera disponer de una miserable ducha o un piojoso meadero que ofrecer a cambio.
Despreciable ha sido el trato que ha dado Trapsa a quienes han hecho muchas millas para que Mahón se vuelva a vestir de gala.
Que el Club sólo haya conseguido un descuento mínimo de un 20% sobre las tarifas de temporada alta dice mucho de la falta de escrúpulos del nuevo concesionario de los amarres.
Este era un comentario bastante repetido entre los regatistas y que hace temer que si el año que viene no cambia este punto, alguno de ellos puede plantearse no acudir a la cita de Mahón por más atractiva que ésta sea y por muchos esfuerzos que haga el Club Marítimo para organizarla.
En general, el resto de la experiencia ha sido muy positiva para los que hemos tenido el gusto de participar.
Sólo podríamos comentar, y con todos los matices del mundo, que hubieron algunas confusiones en los grupos de salida el primer día y que se cambió hasta tres veces la línea de llegada el segundo día, lo que obligaba a estar más pendiente de la radio de lo que uno suele estar.
En cuanto a los participantes, tuvimos que sufrir los malos modos de alguno, como el Ilex, que ignora que la regla 10 del RRV se aplica independientemente de que los barcos se encuentren ciñendo o en popa y que la mayor eslora de un barco no es en absoluto un eximente de la aplicación de esa regla.
Espero que para el año que viene le peguen un repasito al reglamento.
Como punto final de este comentario quiero volver a agradecer al Club Marítimo de Mahón su esfuerzo para conseguir recuperar este evento. Espero que el año que viene Trapsa no dé la nota como la ha dado este año y que todos los comentarios sean positivos.

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