Que la nueva junta del club está más motivada por la gestión de los amarres que por la vela es un secreto a voces.
Pero que en sólo diez meses hayan logrado desmantelar la escuela de vela supera cualquier expectativa.
El equipo de regatas de Optimist se ha desintegrado y de la docena de regatistas que teníamos hace un año, tan sólo acuden tres o cuatro a los entrenos.
Mucho ha tenido que ver el trato que la junta ha dispensado al anterior monitor; una persona empática y motivadora, que se metía a los niños en el bolsillo y conseguía que navegasen más horas que nadie. Los comentarios de los padres y de los propios regatistas así lo atestiguan. Algunos dijeron que si Pablo se iba, ellos dejaban de venir y así ha sido.
Sin embargo eso no ha preocupado a quien tenía que preocupar si dispusiera de dos dedos de frente, e incluso hay en la junta quien prefiere que se vayan todos los regatistas actuales y así poder empezar de cero.
Muy meditado todo.
Parece que la motivación de los regatistas y la calidad de la enseñanza importa menos que el hacerle la ola a los miembros de la junta cuando salen del bar.
Y que conste que no tengo nada que criticar sobre el nuevo monitor, que me parece una excelente persona y un buen profesional. Quizás si le escuchasen un poco más en lugar de a sí mismos las cosas podrían mejorar un poco.
Un punto que también se critica en el muelle es el favoritismo hacia algunos privilegiados cuyos padres tienen barra libre para utilizar los materiales, instalaciones y embarcaciones del club. La pregunta que me ha hecho algún socio es si todos los socios tienen el mismo derecho que ellos para disponer del material del club para hacer a sus hijos un cursillo particular. Evidentemente que este agravio comparativo no contribuye en nada al buen ambiente en la escuela.
La otra clase de vela ligera, el Laser, tampoco tiene buena salud.
El año pasado, los padres de los regatistas dejaron bien claro que para motivar a sus hijos a navegar era necesario un monitor exclusivo para esta clase.
Por nuestra parte encontramos un buen monitor, con un perfil adecuado para arrancar esta clase y con el que los regatistas se sentían agusto.
Ya comenté en su día cómo acabó este otro profesional y lo que opino sobre las formas que se emplearon para deshacerse de él por parte de la nueva junta.
Pues bien, el resultado es que no tenemos monitor de Laser, que el desánimo va calando entre los regatistas y que corremos el riesgo de que la escuela de vela acabe en cuadro.
¿Qué solución hay?
Primero volver a recuperar la filosofía de enseñanza que tenía el anterior monitor y que es compartida en gran medida por el actual. En un mundo ideal, los dos deberían poder trabajar juntos sin interferencias de la junta ni de los padres. Pero como la actual junta entró en la escuela de vela como un elefante en una cacharrería, desmontando cosas que no tienen arreglo, me temo que nos tendremos que conformar con que se metan la trompa en el bolsillo y dejen a los profesionales hacer su trabajo y recoger las piezas de lo que han destrozado.
Otro punto importante es que los padres de los regatistas vuelvan a su sitio.
Su sitio no es la zodiac del monitor, ni el aula, ni tan siquiera el muelle.
Si algunos padres presionan al monitor o dan una clase particular por su cuenta a su hijo, no estamos haciendo nada para crear conciencia de flota, sino todo lo contrario. Sembrando diferencias entre los regatistas recogeremos malestares, envidias, orgullos mal entendidos y falta de cohesión.
Hay que acabar con los privilegios y crear un único método de enseñanza para todos.
Una vez estemos de acuerdo en tratar igual a los que son iguales, tendremos que tratar diferente a los que son diferentes.
El laser es un barco radicalmente diferente al optimist. Empezando por su patrón. El adolescente no tiene nada que ver con el niño y sus motivaciones son radicalmente distintas. El comportamiento del barco también es totalmente distinto y las claves de su manejo no tienen nada que ver con las del optimist.
Si los consejos e instrucciones que se deben dar en una y otra clase son total y radicalmente distintos ¿porqué sólo tenemos un monitor para las dos? ¿Es que el club no se lo puede permitir, mientras se está gastando el dinero en comilonas?
Se ve que las prioridades del club han cambiado mucho en los últimos diez meses.
El clinic de laser que se hizo hace unas semanas estuvo bien pero, para arrancar una clase no necesita solamente un cursillo de fin de semana. Se necesita un esfuerzo contínuo y exclusivo por parte de un monitor que defienda los intereses de esa clase frente a la junta.
Pero además hace falta que esa junta crea en el proyecto que tiene que desarrollar ese monitor. Y aquí es donde volvemos al principio de mi escrito; al famoso secreto a voces al que me refería en la primera frase.
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