miércoles, 12 de mayo de 2010

LA APB VUELVE A LA CARGA

Realmente la Autoridad Portuaria de Balears parece querer crear un estilo nuevo en la gestión de organismos públicos.
Ya hemos comentado en alguna ocasión sus tejemanejes con la adjudicación de amarres a empresarios de renombre, pero ahora les ha cogido la envidia y quieren dedicarse a la especulación inmobiliaria.
Si bien la reversión de los locales de la orilla norte en poder de algunos famosillos mereció críticas y alabanzas por distintos sectores del puerto, lo que están planteando hacer con las viviendas de Cala Figuera ya roza el guión de la telenovela.
El desalmado especulador que amenaza con la expropiación a los habitantes seculares de unas modestas viviendas, cobra vida en este culebrón en el que el papel de malo lo borda una Autoridad Portuaria muy motivada y con grandes dotes para la interpretación.
Los propietarios de esas viviendas respiraron aliviados hace unos meses al saber que sus casas quedaban fuera del deslinde del dominio público marítimo-terrestre. Sin embargo ahora sale la APB y amparándose en el plan de usos del puerto dicen que se van a apropiar de esas viviendas por las buenas o por las malas, a un precio de 1000 € el m2.
No les conmueven los llantos ni los argumentos de unas familias que llevan años habitando esas viviendas, que ya forman parte de su historia y de sus vidas.
En la misma telenovela, el papel de convidado de piedra lo hacen a las mil maravillas el alcalde de Mahón y el Presidente del Consell. Perteneciendo como pertenecen al Consejo de Administración de la APB, ahora van y se hacen los sorprendidos por la recién anunciada decisión de la APB y dicen que pedirán explicaciones.
Pues si no se las han dado ya será o bien porque sus compañeros de partido les toman por el pito del sereno o bien porque esto del teatro les gusta más de lo que confiesan.
Pero volvamos a nuestro malvado de cuento, la APB.
Después de lo del Marítimo de Mahón, que parece que aún no ha acabado porque el concesionario estrella aún no ha empezado a pagar lo que debe, se cubrió de gloria al intentar llenar de lodos con metales pesados un enclave tan privilegiado como Rafalet. Y eso sin encomendarse a nadie. De no ser porque al GOB ya le pitaban los oidos, estos personajes nos desgracian Rafalet del mismo modo que no les dolieron prendas de hormigonar más de 10.000 metros cuadrados de lámina de agua del Cos Nou.
Esto no acaba aquí. Ahora resulta que existen dudas razonables de que se disponga del preceptivo informe de Capitanía Marítima para la descarga de combustible en el Cos Nou.
O sea que estos señóres no pedían los informes necesarios para hacer lo que querían, ni a Medio Ambiente, ni a Capitanía Marítima ni a nadie. No informaban de sus decisiones ni a los alcaldes, ni a la demarcación de Costas, ni al GOB, ni a sociedades arqueológicas ni a nadie.
Realmente están demostrando que un organismo público se puede gestionar como un cortijo andaluz importándole a sus gestores tres pepinos lo que piensen o sufran los colectivos afectados. Sin duda una forma de gestionar innovadora y que deseamos de todo corazón se extinga a la mayor brevedad, porque Mahón sólo tiene un puerto y lo están dejando que da pena.

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