martes, 6 de marzo de 2012

El puerto fantasma


Hoy me he pasado por el puerto para constatar lo que todo el mundo me va comentando: que no se ha hecho nada por ocupar los nuevos amarres que están disponibles desde hace meses.
De esta manera, día tras día se están dejando de ingresar unos dineros que, si la administración los necesita (y parece que sí), tendrán que salir de nuestros impuestos.
Se trata de unos miles de euros que deberían estar siendo pagados por unos amarristas que a su vez deberían estar ocupando todo ese enorme espacio vacío que  se ve en las fotos.
 
 Pero como alguien dijo una vez "el dinero público no es de nadie" y por eso parece que a nadie le duela ver todos esos amarres vacíos sin generar ningún rendimiento.
Pero en realidad sí que hay alguien a quien le duele ver este puerto vacío. Y son los más de 500 armadores que aguardan inscritos en la lista de espera.
A esas 500 personas, además de dolerles que la rapiña de unos y otros sólo les vayan a dejar algo más de 50 amarres, tienen que ver cómo pasan los meses sin que la lista se mueva ni una plaza, existiendo todos estos amarres libres en el puerto.


 Y alguno dirá que hace poco que se aprobó por el Consejo de Portsib la reordenación definitiva de amarres pero es que hace meses que podían haber acabado con toda la burocracia para tener todo preparado para cuando se acabasen las obras. Eso al menos hubiera sido gestionar diligentemente los recursos públicos, pero parece que una gestión correcta no entra en los planes de la cúpula de Portsib presente ni pasada. Es preferible para ellos el ir haciendo las cosas a medida que se presentan y así tenemos la conocida técnica de gestión "a salto de mata" y la planificación estratégica "a cinco minutos vista" que campan por sus respetos.

El resultado es el que se ve: tres meses menos de ingresos en las arcas públicas y un puerto fantasma que deja patente que la desidia y la falta de planificación en la gestión siguen siendo el sello característico de Portsib. Se ve claro que los políticos "responsables" prefieren pasarle la patata caliente al sector privado y reconocer implícitamente su incapacidad para hacer las cosas mínimamente bien.

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