En ocasiones la conversación a pie de muelle deriva hacia temas que parece que no merecen un artículo en los periódicos o tan siquiera una entrada en el blog. Sin embargo tampoco es bueno que las inquietudes, aunque sean pequeñas, se queden en el tintero y no pasen más allá de una charla portuaria.
De modo que voy a dar unas cuantas pinceladas sobre temas que han ido surgiendo estos días y que unos y otros me han ido comentando.
Para empezar podríamos citar a una familia de navegantes ingleses que se sorprendieron mucho al fondear en la playa de Binibeca. Lanzaron el hierro respetando las boyas que delimitan la zona de baño y decidieron que podrían ir a un restaurante en tierra para cenar a gusto en algún restaurante.
La sorpresa vino cuando el vigilante de la playa les dijo que era imposible desembarcar y dejar el auxiliar en tierra mientras comían. Al explicarle al vigilante que su intención era comer juntos y no por turnos y que además pensaban gastar una buena cantidad de dinero, obtuvieron como respuesta que eso era cosa del ayuntamiento de Sant Lluís y que acudieran allí a quejarse.
De forma que volvieron a su barco y se tuvieron que comer lo que tenían abordo mientras un restaurante anónimo de la zona seguramente estará quejándose amargamente de lo dura que es la crisis que sufrimos.
Me parece que alguien en la administración no entiende muy bien en qué consiste eso del turismo náutico. Y si lo entiende, la situación es peor de lo que yo pensaba.
El mismo navegante inglés se sorprendía de que este año no haya boyas de fondeo en Fornells. Tanta campaña de concienciación sobre la importancia de la poseidonea oceánica y resulta que tras años de cuidarla como un bebé, ahora la dejamos a su suerte frente a cientos de anclas que la agreden cada día. O no está bien lo que se hace ahora o no estaba bien lo que se hacía antes, pero algo no cuadra en la política de protección de esta especie.
Si tan importante es su conservación, no se explica que ahora se deje de proteger arguyendo motivos presupuestarios.
La campaña de verano ya está más que empezada y cada día llegan más barcos buscando refugio a Fornells, pero el campo de boyas que esperaban encontrar no está y muchos, a sabiendas de que existe una reserva marina, no saben si tienen derecho o no a anclar, por lo que la confusión entre nuestros visitantes náuticos es notable.
Otro comentario que se me ha hecho es el del nivel de servicio de las instalaciones portuarias. Dos navegantes, esta vez franceses, me comentaban que no entienden cómo es posible que Ports de les Illes Balears, con todas sus banderas azules y todas las ISO 90xx y todas sus exigencias en las concesiones a terceros, tengan sus instalaciones sin agua corriente, como ocurre en Fornells. Hay unas torretas fenomenales con sus enchufes y sus grifos pero sin agua. Y parece que llevan algunos años así. Ya lo dice el refrán: "En casa del herrero..."
Otro apunte curioso es el que se me hace desde poniente. Hay quen se pregunta quién va a utilizar los amarres de la pasarela de madera que el club tuvo que desalojar para aumentar la seguridad de la maniobra de los ferrys. Ahora que los ferrys se han ido...¿Se devolverán a sus propietarios?¿Se hará correr la lista de espera?¿Se utilizarán para tránsito y así recaudar unos miles de euros adicionales?¿Se reservan para compromisos y amigotes varios? La respuesta en unas semanas.
Esto y muchas cosas más es lo que han dado de sí las últimas semanas de charlas en muelles, varaderos, pantalanes y oficinas. Seguramente que los próximos días podremos comentar más cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario