Como diría 007 hace unos años, agitado está el interior del nuevo dique de Son Blanc. Mucho más agitado de lo que debiera estar para garantizar la seguridad de los barcos que atracan en él.
Estos días, con viento del norte y nordeste, la agitación de las aguas ha dificultado las maniobras de embarque y desembarque de manera notable en el nuevo puerto comercial.
Esta circunstancia ha hecho que muchos se preguntasen por la gran escollera que debía estar absorbiendo esa agitación a lo largo de la orilla Este del puerto.
Una escollera que estaba en el proyecto que Ferrovial se comprometió a ejecutar y que desapareció en una negociación un tanto opaca que tuvo lugar cuando la UTE concesionaria pidió más dinero y presionó llevándose a Bilbao la máquina de hacer cajones.
Una negociación en la que se "premió" a la concesionaria con un aumento en el presupuesto de las obras hasta el máximo que permitía la legalidad y para rebasar ese máximo se eliminó una parte de la ejecución sin rebajar proporcionalmente el importe de las facturas.
En definitiva: se les regaló la escollera que ahora le hace falta al puerto.
Alguno debe estar rezando para que el tiempo mejore y no se ponga tan descaradamente en evidencia que la escollera que falta es necesaria, porque ese razonamiento lleva a preguntarse el porqué no se llegó a ejecutar esa escollera y esa pregunta no tiene una respuesta cómoda para ciertas personas.
De manera que el puerto está agitado. Por un lado porque el agua se mueve en su interior y por otro porque quienes lo tienen que utilizar se están dando cuenta de que ciertos cargos políticos tienen que responder aún de actuaciones que tienen mucha traza de acabar delante de una toga.
Otro tema que hay que destacar es el hecho de que el dique se ha inaugurado con tantas prisas que no ha dado tiempo a dotar a las zonas de embarque de la protección necesaria contra el roce de los portones de los buques.
Ahora habrá que forrar de plancha metálica aprisa y corriendo esa zona para evitar que acaben sembrándose patatas en los agujeros que previsiblemente se van a agrandar con dichas maniobras.
Se pueden hacer peor las cosas pero hay que esforzarse mucho para conseguirlo.
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