La prensa de hoy trae una propuesta interesante: Aprovechar el canal entre el dique exterior y el interior para el amarre de barcos de tránsito.
La idea es hacer amarrable el espacio entre los dos diques rebajando la altura de los mismos hasta los dos metros.
En principio siempre he dado la bienvenida a todo lo que suponga aprovechar los espacios portuarios y fomentar el turismo náutico propiciando la creación de amarres de tránsito.
Sin embargo, en esta ocasión existen algunos "pero" que creo que son importantes.
Primero, hay que tener en cuenta que la fecha prevista de finalización de las obras del dique es Octubre de este año. Eso nos da un márgen muy escaso para acondicionar el interior del puerto de Ciutadella y reordenar y ampliar sus amarres de cara a la temporada de 2011.
Por lo tanto, cualquier propuesta que suponga un retraso en la entrada en funcionamiento del dique de Son Blanc, debería descartarse de entrada. No podemos perder otra temporada.
Segundo habría que evaluar cómo afectaría el tráfico de barcos de recreo a la operatividad del muelle de poniente (asignado a Balearia). Sabemos que se planea amarrar allí barcos de esloras considerables, que bloquearían el acceso al canal donde ahora se quiere amarrar embarcaciones de tránsito. Las amarras que un barco así debería dar al dique exterior harían que ese espacio no fuera practicable para veleros, por lo que habilitar el espacio entre los diques para amarrar podría ser un foco de conflictos para el aprovechamiento máximo de la alineación de amarre de poniente.
En cualquier caso, una vez el dique esté operativo y se amarren los barcos de línea que van en cada una de las alineaciones se pueden conocer con más datos la compatibilidad de otros usos que se puedan dar a esas infraestructuras.
Lo de rebajar la altura del segundo dique desde los 4,5 hasta los 2 metros lo veo inviable por dos motivos. El primero que si se proyectó a esta altura fue porque era necesario para cumplir con su cometido de protección del interior. Nadie tira el hormigón si se lo puede ahorrar, y más después de las negociaciones que mantuvieron Ports con Ferrovial para aumentar el presupuesto de la obra.
El segundo motivo es que siempre se pueden habilitar pasarelas de madera u otros materiales para rebajar la altura de amarre en el canal, como las hay en el propio puerto de Ciutadella.
Otro factor a tener en cuenta es que el espacio entre el dique interior y el exterior es de 30 metros. Si abarloamos dos barcos de unos 5 metros de manga, nos quedan 20 metros para maniobrar. Como un barco necesita por lo menos una vez y media su eslora para maniobrar en un canal, vemos que la eslora máxima de los barcos que pueden utilizar ese espacio es muy justa para lo que son hoy día los barcos de charter náutico.
La idea de poner cristales en el dique exterior me parece muy original.
En una obra cuyo coste se ha doblado y cuyo plazo se ha rebasado amplísimamente me parece que plantear este tipo de añadidos sin saber aún si son necesarios es muy original por no utilizar otros adjetivos.
La persona que ha ideado esta medida sólo puede tener como objetivo que se gaste más dinero aún en esta obra o que se dilate aún más su entrada en funcionamiento.
En cuanto a la noticia en sí, el diario dedica mucho trabajo a ocultar sus fuentes. Tiene todo el derecho del mundo a hacerlo, al igual que yo tengo todo el derecho del mundo a decir que la primera vez que tuve conocimiento de esta propuesta, hace ya algunos meses, provenía de una de las tres navieras que deben operar en el dique de Son Blanc.
Como las navieras no son entidades benéficas y rara vez se preocupan por fomentar el crecimiento de los amarres de tránsito (especialmente si ese crecimiento se da cerca de su zona de operaciones), no tengo más remedio que pensar que estas propuestas pueden buscar otros objetivos, como limitar la eslora y la operatividad de los barcos de sus competidores, retrasar la entrada en funcionamiento del dique mientras se consiguen recursos para un nuevo barco o cualquier otro que no tenga nada que ver con lo que parece a primera vista.
Veremos lo que dicen nuestros políticos.
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