Al poco de hacernos cargo como junta directiva del club, nos vimos inmersos en un proceso de negociación bastante complejo debido a que la concesión de los amarres llevaba unos años caducada y al proyecto de ampliación del puerto de Ciutadella.
En medio de esa negociación se nos ocurrió pedir la inclusión de los amarres de tránsito de delante de Casa Manolo en la concesión del Club.
Para sorpresa de algunos, conseguimos esos amarres, de eslora considerable y que hasta el momento eran los únicos considerados de tránsito en el puerto.
Sin embargo no eran ocupados por embarcaciones de tránsito sino que habían sido cedidos de forma irregular a ciertos propietarios de embarcaciones que los ocupaban todo el año.
Algunos de ellos fueron reubicados en otros amarres por Ports de Balears, por motivos que Ports debe conocer, pero dos en concreto decidieron quedarse ocupando el amarre que ahora pertenecía al Club y que ellos habían obtenido sin respetar el orden de la lista de espera.
En uno de los dos casos el propietario era un alemán que debía tener ascendencia sueca por el caso que le hizo a nuestro personal cuando le intentamos transmitir las comunicaciones de desalojo. Finalmente tuvimos que recurrir a la via judicial y fue cuando se le precintó el barco que este señor tuvo a bien dejar de disfrutar de un privilegio que no le correspondía y desalojar el amarre. Ese amarre pasó a dedicarse al tránsito que era lo que la concesión fijaba y lo que tenía que haberse hecho desde el principio.
En el otro caso no se consiguió desalojar al armador hasta que no hubo por medio una sentencia que le obligó a ello. En esa sentencia favorable al club, se le obligaba también a pagar el importe de la estancia en el amarre desde que el club se hizo cargo del mismo hasta la fecha en que se presentó la demanda (unos 12,000 €). Pero aún quedaba por pagar el importe que corresponde al tiempo pasado desde esa fecha hasta que el barco se fue definitivamente y que, según el gerente del club, asciende a unos 40.000 € más.
Este señor recurrió la sentencia y cuando salimos de la junta directiva estábamos a la espera de la resolución del recurso de marras.
Al poco de entrar la junta nueva me llegó el rumor de que había dentro de la junta entrante quien parecía desconocer la existencia de la segunda parte de la deuda, la más importante.
Como las deudas están para pagarse, espero que la amnesia dure poco y que cuando llegue la sentencia firme se le exija diligentemente a ese armador el importe del amarre que debe al club de acuerdo con sus tarifas.
Estoy seguro de que se actuará de ese modo porque hacerlo de otro sería muy difícil de explicar y de entender.
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