sábado, 18 de enero de 2014

Bajo bandera Belga



El otro día, un armador español vino a la tienda a comprarme una bandera belga. No la quería de tamaño “de visita” sino que era para abanderar su barco bajo ese pabellón. La conversación no se hizo esperar y el cliente me explicó las ventajas que se conseguían (o más bien los problemas que se evitaban) al ponerle bandera belga a su barco.
Menores requerimientos de material de seguridad, revisiones, títulos , zonas de navegación… la lista era interminable y cada uno de los elementos suponía un enorme quebradero de cabeza que desaparecía como por arte de magia en cuanto uno cambiaba el trozo de tela que ondeaba en la popa de su barco.
Siempre he denunciado la sobreregulación que afecta al sector náutico pero es que, en este caso, dicha sobreregulación queda dramáticamente retratada por la diferencia entre nuestro intrincado y mastodóntico sistema de reglas y el mucho más simple de otro país comunitario.
De forma que los armadores españoles, con dolor en su corazón pero con un considerable alivio en el bolsillo, están dejando de estar sometidos a una a una selva de normativas abusivas, arcaicas e inflexibles.
Lo que realmente hace que a uno se le hinche la vena del cuello es que la DGMM, en lugar de reaccionar a este incesante goteo de banderas y rebajar los niveles de exigencia que atenazan y encorsetan al sector náutico, se limita a llenarse la boca con la grandilocuencia de la importancia de la seguridad. No hay nadie más consciente de la importancia de la seguridad que aquellos que se hacen a la mar, pero se insiste en considerar a los navegantes como niños de pecho, incapaces de saber por sí mismos cómo debe mantenerse el barco, qué conocimientos deben tener y qué equipo es necesario abordo.
El coste de esa tutela opresiva es descomunal y bajo la falacia de la seguridad se dan casos como que se tenga que revisar cada año una balsa salvavidas mientras que el airbag de un coche puede pasar toda la vida sin saber si se disparará o no en caso de accidente. Y que yo sepa muere mucha más gente en la carretera que en la mar.
Pero esto es España, señores y ya saben que nuestro sistema normativo es responsabilidad directa de nuestro sistema político y sobre los políticos (sobre la casta política, mejor dicho) no les voy a descubrir yo nada que ustedes no sepan ya.

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