Hace unos cuantos años, en Menorca florecía una industria
bisutera de cierta importancia. Eran años en los que importaba sobre todo
hacerse de oro rápidamente sin mirar mucho lo que se vendía o lo que se
contaminaba, de modo que a casi nadie le importó demasiado que se vertiesen
directamente al puerto de Mahón unos cuantos millones de toneladas de aguas
contaminadas con mercurio, metales pesados y otros “condimentos” que le dieron
un saborcillo especial a los lodos del fondo del puerto.
Poner el beneficio económico por encima del medio ambiente y
hasta de la salud de los consumidores del pescado y el marisco que se extraía
(y se extrae) del puerto de Mahón no fue ningún problema para los responsables
políticos y empresariales de la época.
Ahora los tiempos han cambiado (o eso es lo que nos venden)
y somos una fabulosa Reserva de la Biosfera; Ecotasamos todo lo ecotasable y la
seguridad es la palabra clave que permite tirar adelante cualquier aberración
legislativa.
Pero hete aquí que en la Autoridad Portuaria de Baleares
tienen una máquina del tiempo y han retrocedido a esa época en la que la
conciencia medioambiental no existía y la mar y sus puertos eran enormes fosas
sépticas donde hacer desaparecer cualquier desecho inmundo y contaminante.
El puerto necesita un dragado y, como todo en la vida, hay
dos formas de hacerlo: la barata y la cara.
En la forma barata de hacer las cosas, los lodos
contaminados del fondo del puerto se dragan, se cargan en una gabarra y se
vierten sin descontaminar lo más cerca posible de la bocana del puerto, aunque
se trate de una de las zonas con fondos submarinos más hermosos y atractivos de
la isla. Es un atentado ecológico, pero es mucho más barato que descontaminar
esos lodos y verterlos en profundidades mayores(más lejos de la costa), donde
no se afecte a praderas de posidonia ni a un número de especies tan importante.
Para conseguir hacer las cosas de esta manera tan barata se hacen unos análisis
falseados basados en muestreos que eludan las areas más contaminadas y con un procesamiento
estadístico que permita sesgar los resultados hasta ponerlos justo por debajo
de los límites legales que harían que la prohibición de la operación fuera
automática.
Y en esto nos encontramos a nuestra APB. Un organismo gestor
de un bien público que se preocupa más de mercadear con las concesiones de
amarres que de preservar ese mismo espacio público que tiene a su cargo.
Y desde mi humilde opinión creo que podemos darnos por
jodidos porque igual que no le tembló el pulso en su día a la hora de hormigonar
20.000 m2 en la colársega del puerto ni a la hora de despojar de sus amarres al
Club Marítimo de Mahón, no creo que podamos esperar escrúpulos a la hora de
inundar de lodos contaminantes el fondo marino de nuestra isla. Al fin y al
cabo, en la APB sigue mandando ahora el mismo que mandaba entonces.
Por cierto que éste ente se da más prisa en avanzar en la
gestión de esta cochinada ambiental que en repetir el concurso de la orilla
norte. ¿Es tan difícil volver a sacar unas bases idénticas pero revisando a la
baja el canon? ¿O es que se encuentran cómodos en una situación en la que una
empresa consigue un concurso de una concesión y acaba logrando que se le rebaje
a una quinta parte el canon que presentó para ganarlo?
Buenos tardes,
ResponderEliminarSeria posible que me facilitarais alguna forma de contactar con la persona que gestiona este blog?
Mi email es social@infregatta.com
Muchas gracias,
Maria
Apreciada María,
EliminarPuede contactar conmigo en el mail:
ppnegrete@yahoo.com
Un cordial saludo,
J. Negrete