domingo, 24 de junio de 2012

Lo dejamos correr

Después de hacer los trámites y redactar los estatutos de la asociación de integrantes de la lista de espera del Puerto de Ciutadella, he tomado la decisión personal de no tirar adelante con este proyecto.
Una decisión personal basada en dos consideraciones principales. La primera mi propia situación personal, con una empresa consolidándose y requiriendo todas las horas que le pueda dedicar y una famila creciente a la que no quiero dedicarle ni un minuto menos de lo que se merecen.
La segunda consideraciónes que pese a todos los comentarios que se oyen en los bares, pese a todo lo inadmisible que parece la situación y lagestión del puerto, sólo siete personas se han puesto en contacto conmigo para tirar adelante este proyecto.
A la vista de estos datos uno sólo puede llegar a la conclusión de que (salvo las siete excepciones que he comentado)el menorquín es de naturaleza acomodaticia, que espera a que otros le resuelvan sus problemas mientras se da golpes en el pecho en la barra de un bar sin ser capaz de mover un dedo por defender sus propios intereses.
Pues bien, creo que ya he gastado suficientes energías en defender a este tipo de personas y me toca dedicarme a mis propios asuntos y a otros temas que me afecten más directamente.
Me sorprendería mucho que surgieran nuevas voces críticas que se decidieran a defender el interés general por encima del particular porque en esta isla se le teme mucho al conflicto; a enfrentarse con el vecino; y la gente prefiere mantener una apariencia de beatífica imperturbabilidad antes que decir lo que realmente piensan y poner de manifiesto los atropellos que se dan a diario.
Pues bien, no puedo prometer que me calle porque mi naturaleza me lleva siempre a denunciar aquello que clama al cielo por injusto y arbitrario pero lo que no voy a hacer es dedicar algo que tiene un valor incalculable para mis allegados a un número de la ruleta cuyo premio corresponderá a alguien que no es capaz de mover un dedo por sus intereses ni sus principios.
Lo dejo con la conciencia tranquila porque nadie puede decir con razón que me haya beneficiado jamás de mis actuaciones públicas. Los dejo con la esperanza de que si yo no hago esa labor de denuncia, alguien la eche en falta y decida hacerla él mismo. Ya veremos si esta es una isla de potros o de corderos.
Por último quiero dar las gracias a quienes sí han dado un paso adelante y han estado a mi lado en este proyecto y en tantos otros. Muchas gracias por ser fieles a vuestros principios y tener el coraje que hace falta para defender lo que uno cree que es justo en un entorno tan injusto como es el del Puerto de Ciutadella.

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