martes, 24 de noviembre de 2009

EL PUERTO DE NUNCA ACABAR

Hace ya dos años y medio que se acordó ampliar el puerto de Ciutadella mediante un dique exterior y una actuación en la dársena interior consistente en dragar, excavar y reordenar la misma.
Hace seis meses que deberían haberse inaugurado ambas actuaciones y, en cambio el dique exterior lleva como poco un año de retraso y de la dársena interior ni siquiera se ha empezado a hablar.
Y cuando digo que no se ha empezado a hablar quiero decir que en repetidas ocasiones se ha pedido a Ports de les Illes Balears que se inicie un proceso de diálogo con las entidades que operan en el puerto para determinar la mejor configuración interior del mismo y siempre se nos ha respondido afirmativamente. Unas veces ha sido el Vicepresidente de Ports, otras con el Director General de la Mar; siempre respuestas afirmativas pero nunca un calendario ni tan siquiera una fecha para empezar a hablar de algo tan importante y que acumula un retraso tan desmesurado.
Cuando por otro lado tenemos noticia de las dificultades presupuestarias que atravies al Govern Balear, no podemos dejar de pensar en una teoría que cada vez más deja de ser un rumor de barra de bar para ser la explicación más plausible de lo que está pasando.
Según algunos, el Govern no tiene un euro y, como tienen que ir pagando las obras a medida que se ejecuten, están retrasando deliberadamente esa ejecución.
Parece imposible que en plena crisis económica y mientras se tira el dinero a capazos en obras sin pies ni cabeza con el Plan E, alguien en Mallorca tenga las tragaderas de retrasar una obra que podría representar un enorme alivio para la economía de Ciutadella.
Parece imposible y sin embargo va ganando peso en los mentideros del puerto.
Los motivos que refuerzan esa opinión son varios.
Por un lado el hecho de que no hubiera un responsable que se diera cuenta del retraso que acumulaban las obras del dique exterior hasta apenas tres meses de la fecha teórica de su inauguración. Decimos que no había responsable porque esa persona debería haber dimitido por su falta de control sobre la mayor obra pública de Menorca en muchos años.
Por otro lado que no se tomase ningún tipo de medida sancionadora contra la empresa adjudicataria de las obras cuando deliberadamente retrasó las mismas, llevándose la cajonera de los bloques de hormigón a Bilbao, paralizando la elaboración de los cajones de hormigón del dique.
Por otro lado más, el secretismo con que se ha cubierto el acuerdo al que se ha llegado con la misma empresa adjudicataria para reanudar las obras. Ese secretismo intolerable en una administración que debería ser gestionada con transparencia hace que el ciudadano no sepa cuánto más nos va a costar (en tiempo y en dinero)el dique que se adjudicó a esa empresa por presentar el mejor calendario y el mejor presupuesto.
Finalmente no se conoce ni en el Ayuntamiento ni en ningún lugar la fecha en que estarán acabadas las obras del puerto interior, que son tan importantes o más que las del dique exterior, ya que son las que van a afectar a un mayor número de propietarios de embarcaciones y a la imagen del casco antiguo de nuestra ciudad.
Como resumen de todo lo dicho hay que concluir que cuando una administración pública no se gestiona con transparencia frente al ciudadano, da pie a una imagen negativa y pesimista sobre lo que se esconde bajo su gestión.
Y lo peor es que, casi siempre, con razón.

martes, 17 de noviembre de 2009

EL INCREIBLE SALON MENGUANTE

La semana pasada, como cada año, hice la peregrinación obligatoria a Barcelona para asistir al Salón Náutico.
Jamás he dejado de asistir desde que tengo uso de razón, de forma que busqué billetes y alojamiento para estar cuatro días deambulando por sus pasillos y pantalanes.
Pero este año, la preocupación de la crisis económica ha calado en las naves de la Fira y, como si se tratase de un spirographis ante una presencia extraña, el Salón se ha contraído hasta lo que algunos expositores califican como su mínima expresión.
Dos pabellones, dos era lo que había para ver.
Con cuatro días por delante, me sobraban dos para verlo todo. Sólo una editorial y una librería habían osado exponer sus productos. No había embarcaciones a vela en seco y sólo algunos representantes de la vela ligera resistían como jabatos en un extremo del pabellón. Los veleros de pequeña eslora había desaparecido en seco y a flote como si un Herodes náutico hubiese decapitado todo por debajo de cierta medida. Hasta los vendedores de chucherías pseudonáuticas habían reducido su presencia al mínimo.
Preguntando a los expositores por el motivo de tanta contracción, la respuesta más habitual era que no se podían permitir pagar el dineral que cuesta exponer en un stand o siquiera en un amarre. Las cifras que me comentaron en algún stand eran realmente impactantes.
En el caso del Port Vell, se ha llegado al límite de tener que llevar a los visitantes en zodiac a ver embarcaciones amarradas cerca de la Fira para no tener que pagar las cifras que se piden por exponer un barco a flote.
Ante estos comentarios uno no puede más que preguntarse ¿Tan necesario es que una empresa semipública gane dinero a costa de estrangular un sector, privándole de una de sus principales herramientas promocionales?¿No debería la administración tratar de potenciar y dinamizar el sector náutico facilitando la principal cita entre oferta y demanda? ¿No basta ya de ordeñar un raquítico sector, frito a base de impuestos, que podría ser una gran salida profesional en un país con tanta costa?
Cuando uno entra en la web de Fira de Barcelona y se encuentra con la ristra de cargos políticos que integran su Consejo General, su Consejo de Administración, su Comité Ejecutivo, sus Presidentes de Salones y sus Presidentes Eméritos, se imagina el coste de esos órganos y también su operatividad, trufados como están de elementos de todos los partidos políticos.
Entonces empieza uno a entender que por un rincón en un pabellón o por un trozo de agua en el puerto te cobren esas atrocidades. Aunque sólo sea en vinos de honor, ya se debe ir un buen caño.
Además del coste había una segunda crítica muy extendida sobre la sectorización. Velerías arriba, velerías abajo, organismos arriba, organismos abajo, un galimatías que aportaba confusión y menor rentabilidad aún a la exposición. Resultado: ausencias clamorosas entre los expositores.
En definitiva, que ni con el Salón vamos a poder contar para ayudarnos a digerir esos dos puntos de IVA que pondrán la fiscalidad náutica de nuestro país en la barrera psicológica del 30 %.
A ver si alguien puede conseguir que empresas "semipúblicas" como Fira de Barcelona y Puertos del Estado dejen de pensar como si cotizasen en bolsa y se den cuenta de que su función es dinamizar sectores y administrar espacios que pertenecen a todos los ciudadanos. Si se esfuerzan un poco verán que no es difícil de entender.

domingo, 8 de noviembre de 2009

CENITIS

En algunos clubes náuticos no se sabe hacer actos públicos o privados sin que haya una cena de por medio.
Es la enfermedad conocida como "cenitis".
La "cenitis" puede ser más o menos aguda, aunque sus efectos se pueden paliar si se coge a tiempo.
Padecen "cenitis" quienes necesitan de una cena para reunirse con funcionarios, políticos, clientes o incluso proveedores.
En un estadio más grave padecen cenitis quienes necesitan de una cena para reunirse entre ellos mismos, acudiendo al poder clarificador de ideas que tiene el vino para tomar sus decisiones.
Algunos clubes se libraron hace tiempo de una afección de cenitis leve cuando dejaron de hacer sus entregas de trofeos con una gran cenorra de gala. El motivo era sencillo; ni el coste de la cena era asumible en tiempos de crisis ni a los deportistas (algunos de ellos de otros clubes) les hacía gracia quedarse hasta las tantas cenando para ir a recoger un trozo de hojalata.
Otros clubes no tuvieron el valor de luchar contra su adicción y siguen con su cenitis más o menos crónica.
El termómetro para saber si se tiene mucha o poca cenitis es la cuenta de "gastos de representación". Si el saldo de la cuenta es alto, la cenitis es grave. Si el saldo es bajo, no es fácil que suframos de cenitis.
Claro que para engañar al médico siempre cabe el recurso de hacer pagar la cena de gala a cada uno de los deportistas, con lo que la cenitis podrá ser galopante sin que se note en el "termómetro".
Pero todos sabemos que engañar al médico nunca trae buenas consecuencias.

lunes, 2 de noviembre de 2009

CARGARSE UNA AFICIÓN

El año pasado los aficionados a las regatas nos encontramos con la desagradable sorpresa de la publicación del Real Decreto 62/2008 de 25 de enero por el que el Gobierno Central dificulta enormemente la realización de regatas mediante un endurecimiento de los requisitos que deben cumplir los clubes para organizarlas.
La Federación Española de Vela no sólo no saltó a la arena a defender a los organizadores de regatas ante las condiciones draconianas que imponía el citado Real Decreto, sino que llegó a aplaudir su promulgación.
Como resultado, la Regata Costa del Maresme, organizada entre tres clubes catalanes sobre un recorrido de 50 millas ha tenido que ser anulada. Esta primera víctima de la sobrerregulación de las pruebas náuticas ha puesto de manifiesto lo que muchos nos temíamos: que los legisladores trabajan totalmente a espaldas de los legislados.
Pero el segundo acto del drama está por consumarse con otra lamentable actuación de la Federación Española de Vela.
Hace pocos días los armadores de crucero recibimos un e-mail donde se nos comunicaba la obligatoriedad de realizar un curso de seguridad y primeros auxilios para poder participar en las regatas del calendario nacional. La idea es que el curso sea obligatorio en un número reducido de pruebas al principio para luego irlo extendiendo a todas las demás.
El caso es que muchos de los armadores de crucero ya han demostrado conocimientos sobre este tema a la hora de sacarse el título correspondiente para el manejo de su embarcación.
Además el coste del curso (unos 450 €) supone otra carga a añadir a la de las licencias, certificados de rating, inscripciones, y un largo etcétera que hace que regatear en España sea cada vez más oneroso.
Por este motivo y entendiendo que el afán de la Federación no es otro que el de recaudar más y mejor y que no nos está defendiendo frente a los abusos regulatorios de la administración, se propone lo siguiente:
1.- No renovar los certificados de rating en 2010 hasta que no se replanteen por escrito las intenciones de la Federación respecto a la obligatoriedad de este curso.
2.- No renovar las licencias como medida de presión para que cambie la actitud de la Federación ante el colectivo de los regatistas de crucero.
3.- Plantear y discutir este tema en todos los clubes que organicen regatas de crucero para conseguir un posicionamiento conjunto que presione a la FEV para que modifique su actitud respecto a este tema, exigiendo este curso en las regatas que realmente lo precisen y descargando en la medida de lo posible a los cruceristas, de obligaciones innecesarias y económicamente inasumibles.
Es muy importante la adhesión de todos los armadores de crucero a esta iniciativa, ya sea individualmente o ya sea a través de sus asociaciones y clubes, ya que el futuro de esta clase pasa por dejar claro que no es una vaca lechera para ordeñar a su antojo y que los tiempos no están para imposiciones económicas desorbitadas.