viernes, 15 de abril de 2011

La Puntilla

Es que parece que la APB no quiera que dejemos de escribir sobre ella.
No tuvieron suficiente con acabar en los tribunales por la adjudicación de los amarres del Club Marítimo de Mahón.
No bastó con quitarle a la entidad la mayor parte de sus ingresos.
Ahora quieren asestarle la puntilla quitándoles la última fuente de ingresos que le queda al club.
Ante la propuesta del club de mejorar las condiciones en que se suministra el combustible en la gasolinera a cambio de una prórroga de la concesión, la APB reacciona poniendo en marcha un procedimiento para sacar a concurso la concesión de la gasolinera.
En este caso parece que la patronal APEAM ha tenido un papel importante.
Será cuestión de ver si en esta ocasión alguien le para los pies a la APB; si nuestros políticos dan la talla y no fracasan estrepitosamente como en 2008 y si finalmente se toma conciencia de que no se puede dejar morir de inanición a una entidad que lucha por la náutica deportiva y que tantos y tantos efectos beneficiosos ha aportado a la ciudad de Mahón.
Las próximas semanas serán capitales para la supervivencia del Club. Espero que todos seamos conscientes de ello.

DESCONTROL DE CONCESIONES

(artículo publicado en La Gaceta Náutica)


Estas semanas volvemos a tener los periódicos cargados de noticias judiciales que afectan a la APB.

Sin embargo a mí me gustaría hacer un comentario desde una óptica diferente a la de la denuncia de la corrupción, la prepotencia y el mangoneo. Me gustaría comentar concretamente su diligencia a la hora de controlar las concesiones que otorga o, en este caso, la ausencia absoluta de ella.

Tirando un poco de hemeroteca nos encontramos en mayo de 2008 una entrevista en la prensa local al gerente de Trapsa. En dicha entrevista, este señor se daba golpes en el pecho y “garantizaba” la continuidad de la actividad náutico-deportiva del Club Marítimo. Concretamente se comprometía ante la ciudadanía y a través de la prensa local a “potenciar y fomentar la escuela de vela, competiciones, cursos de vela-pesca-piragua, actividades subacuáticas (concursos de fotografía y cursos de buceo) y regatas de alto nivel de crucero”.

En septiembre del mismo año, la misma persona recordaba que el concurso para conseguir la concesión obligaba a presentar una oferta de promoción de las actividades náuticas y que esa era la segunda cuestión más valorada en el mismo.

Pues en 2011 todavía no se ha visto ni el más mínimo movimiento por parte de Trapsa para dar cumplimiento a las promesas que hizo a través de su gerente en 2008 y que tan importantes eran para ganar la adjudicación de los amarres.

No sólo eso sino que cuando por fin el Club Marítimo de Mahón logró recuperar la Copa del Rey de Barcos de Época, los armadores de los mismos tuvieron que rascarse el bolsillo para pagar el amarre de sus embarcaciones, rompiendo así con la tradición de gratuidad que existía para los días previos y posteriores a la regata.

Pero el dinero es el dinero y las promesas se las lleva el viento. Sobre todo si quien te otorga una concesión no se preocupa luego lo más mínimo de que cumplas tus compromisos.

De esta forma nos encontramos el 10 de agosto de 2009 una carta en el periódico en la que un armador se queja de la falta de duchas, de sede social y de lavandería por parte de la empresa gestora de los amarres. Las palabras que utiliza el ciudadano para calificar la situación son: “Atraco, Grosería, Abuso y Timo”. Todo ello bajo la autocomplaciente y bovina mirada de la APB.

Se deduce que la APB entiende la adjudicación de concesiones como un proceso con el único objetivo de recaudar un sustancioso canon. Lo que se ponga en la propuesta y el mayor, menor o totalmente nulo cumplimiento de ésta ya no le importa nada en absoluto. El único trabajo tras la adjudicación es alargar el brazo para coger el dinero y procurar que no le dé un calambre en los dedos al contar los fajos de billetes.

Según hemos podido saber estos días, Trapsa pudo haber cedido un número de amarres a otra empresa para saldar deudas, lo que constituye una clarísima infracción de las cláusulas de su concesión y motivo suficiente para rescindirla.

Sin embargo la APB no se da por aludida y ni actúa de oficio, ni resuelve nada ni abre ningún expediente…nada de nada. Así da igual que la prensa venga llena de noticias sobre el tema: en la APB es como si Gutemberg no hubiera existido jamás.

CIUTADELLA VUELVE A DIBUJARSE EN LAS CARTAS DE NAVEGACIÓN

(Artículo publicado en La Gaceta Náutica)


Hace unos días, partidos, Gobierno Autonómico y entidades náuticas han llegado a un acuerdo para que la reordenación interior del puerto de Ciutadella sea una realidad antes de este verano.

Este acuerdo permitirá que se creen 106 nuevos amarres en el interior de la rada ciudadelana, de los que diez serán de tránsito. Además permitirá recuperar los 27 amarres que se perdieron en 2006 en el Moll de la Trona y que también serán destinados al amarre de embarcaciones de paso. De este modo, Ciutadella contará este verano con unos 55 amarres para embarcaciones de tránsito, contra los 18 con que contaba en 2010.

Si los plazos se cumplen; las adjudicatarias no se columpian; los concursos no se adulteran y no tenemos causas de fuerza mayor que lo impidan; este verano Ciutadella volverá a poder planificarse como escala para aquellas embarcaciones que pretendan recalar en Menorca.

De las muchas cosas que se pueden decir de una obra tan importante como es ésta, a mí me gustaría comentar tres:

La primera es que, para que esta obra se haya hecho realidad ha sido necesario el esfuerzo de muchas personas y que algunas de ellas no estarán ya cuando este mes de mayo o junio se empiecen a repartir las medallas entre los de siempre.

Ha habido personas que han dibujado infinidad de planos para contentar a unos y a otros; otros que mantuvieron multitud de reuniones con diversas entidades y partidos; otros que se llegaron a pelear con las navieras para forzar un acuerdo; otros que tuvieron que tragarse sus intereses por tal de que se llegase a una solución de consenso y otros que aportaron su consejo en el momento adecuado para que no se cometieran atrocidades que luego serían imposibles de reparar.

Hasta hubo algunos que tuvieron que dejar el amarre que legalmente les correspondía y marcharse a las instalaciones de Cala’n Busquets en un éxodo forzado por la administración para que pareciera que se tomaban medidas para mejorar la seguridad del puerto.

Sin todos esos esfuerzos y sacrificios no se hubiera podido ejecutar la obra que están a punto de inaugurar.

La segunda cosa que me gustaría remarcar es que la actuación interior que se va a hacer en el puerto es menos de la mitad del proyecto que se acordó hacer en 2006.

Falta por hacer la marina seca de 180 plazas, el varadero y los 108 amarres que se proyectaron y consensuaron en Cala’n Busquets. Por ese motivo, la gran perdedora de esta fiesta es la lista de espera de embarcaciones de base, que va a correr apenas 80 puestos de los cerca de 600 que la integran.

El motivo de la falta de ejecución de la mitad del proyecto es meramente económico. No hay dinero.

Pues que vayan tomando nota los responsables de turno de que en Ciutadella no nos conformamos con esta situación y que si se quieren obtener resultados en las próximas elecciones, se tendrá que poner este tema sobre la mesa y tratarlo con seriedad.

Y aquí no vale el concesionar los amarres a una marina para que los ponga por las nubes a cambio de un canon desorbitado. Lo que ha valido en un extremo de la isla no valdrá en el otro.

La tercera idea que quería transmitir es que, con los nuevos amarres de tránsito se le está dando a Ciutadella una segunda oportunidad para acoger un turismo náutico que nunca ha tenido la vida fácil en nuestro puerto. Es responsabilidad de todos que ese turismo que va a poder descubrir nuestra ciudad obtenga los servicios, la comodidad, los suministros, el precio y el trato que se merece. Veamos si somos capaces de aprovechar esta nueva ocasión. En octubre hablamos.