viernes, 6 de diciembre de 2013

El sistema más justo del mundo



Desde que empecé en esto de las regatas creo que ya me ha tocado correr en todos los sistemas de compensación que existen. A lo largo de los años se han ido sucediendo, de una forma más o menos caprichosa, toda una retahila de combinaciones de letras que identificaban a diferentes sistemas de medición. Cada uno de esos sistemas era gestionado y promovido por un ente diferente que cobraba religiosamente por cada certificado que se emitía. Como tiene que ser.
Lo más curioso es que todos esos sistemas de  medición se impusieron al sistema precedente porque, en teoría, “eran mucho más justos”.
Después de siete u ocho saltos adelante mejorando la ecuanimidad de los sistemas de medición, deberíamos haber alcanzado ya la cúspide de la justicia en las regatas.
Sin embargo parece que no tenemos suficiente justicia para la RFEV y nos pretenden imponer un enésimo cambio de sistema de medición.
De momento, lo que está muy claro que se va a conseguir es que se van a tener que volver a medir un montón de barcos y que un montón aún más grande de dinero va a cambiar de bolsillos para pagar medidores, grúas, dinamómetros, etc.
Algunos podrán pensar que no es el mejor momento para obligar a los armadores a hacer un esfuerzo económico si no es absolutamente imprescindible. No les falta razón. Muchos se preguntarán si cambiar de reglas de medición cada cuatro o cinco años es la mejor manera de apoyar nuestro deporte.
Otros podrían decir que lo que hipotéticamente se gana en justicia se pierde en transparencia porque  lo que nadie le puede negar al RI es que se trata de un sistema absolutamente transparente en el que es fácil saber lo que nos costará cada modificación que le hagamos al barco. Se ve que la transparencia no está de moda en el mundillo federativo.
Finalmente está la aplicabilidad del sistema en las regatas de club, que son las que mueven un mayor número de armadores y las que forjan la cantera en este deporte. El sistema más justo del universo no nos sirve absolutamente para nada si necesita cuatro oficiales de regata midiendo intensidades de viento y cronometrando tramos de cada prueba dominguera porque, con la que está cayendo, las alforjas de los clubes no están para pagar equipos humanos de este calibre.
Finalmente, el RI tendría los fallos que tuviera pero era un sistema hecho aquí. Y como todo lo hecho aquí, era mucho más fácil de modificar y mejorar que cualquier sistema hecho y gestionado en otro país. Y de hecho se ha venido mejorando cada año con las aportaciones de los técnicos y los regatistas.
Pero aquí siempre nos tropezamos con ese complejo tan español de que todo lo que viene de fuera es infinitamente mejor y contra una idea tan arraigada desde hace generaciones es muy difícil luchar.
De momento lo que se ha conseguido es dividir las flotas y jivarizar algunas regatas que antaño eran multitudinarias. Fomentar el deporte, vaya.